Arqueólogos de la política
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Pero lo sorprendente es que en
Venezuela pudieran muchos ciudadanos destinar hoy sus esfuerzos y estudios
hacia la "arqueología política", entiéndase como el estudio
científico de despojos, recuerdos, entierros, y reliquias de factores
partidistas y personajes que alguna vez fueron presente, pero del que ya ni el
recuerdo queda.
Los arqueólogos políticos
tendrían mucho más trabajo aquí que aquellos profesionales de las excavaciones
históricas de Egipto, Iraq, Roma, e Inglaterra, porque aquí no nos quedaríamos
sólo en buscar los nexos, por ejemplo, de los Faraones con los reyes de
Babilonia, ni los lazos históricos y culturales de los anglo con los britanos,
porque aquí buscaríamos los restos de la izquierda obsoleta de los años 60 en
los ministerios del gobierno y los fósiles insepultos de dirigentes
"enblanquecidos" por su moho ancestral.
En Venezuela la arqueología se
haría en los partidos políticos que se niegan a renovar su dirigencia, en los
cultos paganos del partido de Gobierno, que lucen idénticos a aquellas sectas
adoradoras de dioses o ídolos con formas de buey; aquí la labor arqueológica
sería de otro nivel, ¿qué excavador del mundo pudiera tener la oportunidad de
hablar con una momia como José Vicente Rangel?... ¡Ven, que aquí el trabajo es
distinto, arqueología del tercer tipo!
También los profesionales de esta
área podrán analizar, reflexionar e investigar el misterio de cómo la cultura
del chavismo involucionó, sí el término es correcto porque en este caso no es
evolucionar, tal vez aplicaría mutó pero jamás el de avanzó, hasta convertirse
en esa sub-especie del madurismo; nada más este tema amerita decenas de miles
de tesis, doctorados y estudios, porque juzgo el asunto complicado y casi
imposible de descifrar.
Pero no crean que nuestros
"arqueólogos políticos" sólo estarían centrados en trabajar con el
pasado que se niega a morir o con el presente que retrocede en su evolución,
dejando en ridículo las teorías de Darwin, sino que pudiera centrarse en
observar como un candidato cava su propia muerte, caso que podemos ver entre
las acuarelas anaranjadas de Guanta, donde un aspirante escribe, cual García
Márquez, la crónica de su derrota anunciada.

Entre los cadáveres políticos que
dan discursos, entre candidatos que huelen a formol político y los cultos
milenarios afro-cubanos, nuestros arqueólogos criollos harían una fortuna, sus
hallazgos sería comprados en dólares, euros y libras esterlinas por los museos
de Londres, Paris, Nueva York, y de todas partes del mundo. ¡A estudiar, a
estudiar!
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