Libreta de racionamiento del siglo XXI

Pero ahora en Venezuela
modernizamos la libreta de la hambruna revolucionaria, ahora esta tiene forma tecnológica,
cambió a una tarjeta de crédito que
usted podrá utilizar en los más prestigiosos y abastecidos centros de expendio
de alimentos; podrá visitar los pasillos de Mercal, Pdval, Abastos Bicentenario,
y demás organismos del Estado para buscar los alimentos de Brasil, Argentina,
República Dominicana y demás republiquitas chulas que viven de nuestro
petróleo.
La cédula del “Buen Vivir” que al
principio me parecía una copia balurda, y discúlpenme la expresión pero en mi
escaso léxico no encontré otra palabra que describa el más reciente invento de
la propaganda del madurismo, de la famosa tarjeta Mi Negra de Manuel Rosales,
pero sin duda no tienen parecido, la iniciativa del ex candidato presidencial
radicaba en una democratización real de los ingresos petroleros, estaba basada
en una distribución directa de las riquezas del país entre todos los
venezolanos, por cierto es bueno decir que el difunto criticó en demasía
aquella idea, pero la propuesta de Maduro no tiene base en los ingresos sino en
créditos que pudieran generarle una gran deuda al Estado, lo que al final
repercutirá en la calidad de vida de los más necesitados.
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Pero lo que claramente desea el
régimen del madurismo es buscar salidas, aunque sean de este tipo engrosadas
por el desespero y la angustia, para rasguñar un poco de estabilidad en el
Estado, alcanzando una bombona de oxígeno en medio de la asfixia que ya consume
el lánguido cuerpo de su gobierno corroído, que pareciera que está de a toque.
Este pueblo, consciente y activo
en la lucha por su futuro, no caerá la trampa de la libreta cubana, convertida
en tarjeta de crédito, porque sabe que la crisis que vivimos es culpa del
gobierno anterior y del anterior a ese, es decir, de ellos mismos que tienen 14
años mandando, ¿o no?.
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