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Mostrando entradas de febrero, 2024

Maritain y el Estado

José Dionisio Solórzano Cuando despunta un debate sobre el rol del Estado dentro del quehacer político, producto del eterno enfrentamiento entre colectivistas y liberales (socialistas y libertarios) es menester que la Democracia Cristiana refresque su posición y la mejor forma de hacerlo es recordando las ideas de Jacques Maratain. Este grandioso pensador francés nos legó una joya de pensamiento en su libreto “El Hombre y el Estado”, donde deja clarificado el pensar humanista sobre el papel del Estado. Iniciemos con una frase, que juzgo perfecta para describir la relación Estado-Hombre, la cual dice: «la persona es anterior al Estado y por lo mismo es el Estado para la persona y no a la inversa». Leáse bien, «es el Estado para la persona», es decir, el Estado es creado para que sirve a los propósitos del ser humano. Y, empero, cuando el Estado por acción u omisión atenta contra el hombre no solo pierde sentido sino que es necesaria su renovación. Sigamos desentrañando parte de la filos

Democracia cristiana y el trabajo / José Dionisio Solórzano

José Dionisio Solórzano  Iniciemos recordando un principio básico de la Democracia Cristiana como es que «el hombre es el eje de la sociedad», punto de partida para entender que toda decisión de carácter político y social debe estar supeditada al sagrado interés de la dignidad humana. El Papa Juan PabLo II lo decía en su encíclica Laborem Exercens: «El trabajo está en función del hombre y no el hombre en función del trabajo». La centralidad en la persona, puntualmente en el trabajador, es, para la Iglesia, inviolable, de tal forma que nunca se puede considerar el trabajo humano como una mercancía. «A pesar de todo, el peligro de considerar el trabajo como una mercancía sui generis, o como una anónima “fuerza” necesaria para la producción (se habla incluso de ‘fuerza-trabajo’), existe siempre, especialmente cuando toda la visión de la problemática económica esté caracterizada por las premisas del economicismo materialista.», otra cita de Juan Pablo II en la mencionada Encíclica. Cuando