Desde Alta Mar

Desde Alta Mar (Puerto La Cruz) -. Hace menos de 30 minutos me topé en una fila con un evidente simpatizante del modelo socio-político que dirige Nicolás Maduro. Éste comentó, con clara intencionalidad, que la cola en un cajero era porque, cito, “votamos por un cambio”. Permítanme plasmarles la aseveración precisa del sujeto: “aquí estamos en colas, votamos por este cambio y la cosa está peor”. Justo en este momento regresé la mirada hacia el ciudadano que lanzaba semejantes incoherencias y le abordé con lo siguiente: “amigo, primero deje que los nuevos diputados por lo menos se juramenten para criticarlos, aún están montados los mismos que nos llevaron a este caos”. El acólito del gobierno contestó “este cambio ha sido para peor, vea que ahora hay más cola que antes”. Como podrá suponer no pude quedarme callado ante la insistencia errática del ciudadano en cuestión. “Vea, esperamos 17 años para un cambio que prometieron esta gente y la situación fue empeorando hasta

Desde Alta Mar -. ¡Ganamos! Y pasaron los primeros días de celebración ante una victoria merecida de los factores de la Unidad Democrática. Y ahora nos toca trabajar, no tenemos tiempo para euforias o festejos prolongados. El régimen ha arremetido desde un primer momento ante su derrota electoral. De forma grosera y grotesca el propio Nicolás Maduro ha enfilado baterías en contra de esos millones de venezolanos que votaron por un cambio. Las amenazas han sido muchas y de toda índole. Los dirigentes del Psuv valiéndose de una artimaña muy baja visitan a nuestros abuelitos y les aseguran que le quitarán las pensiones de vejez. ¡Semejante desfachatez! Sepan todos nuestros adultos mayores que los diputados de la Unidad no sólo respetaran sus pensiones e ingresos sino que los mejorarán. En días pasados el diputado electo por Anzoátegui Luis Carlos Padilla hablaba de la aprobación de recursos para la asignación a los abuelitos de un bono de salud y el pago de cestas de alimenta

Desde Alta Mar -. Es un viernes de clima seco, algunos nubarrones se posan en las alturas de nuestro amado Puerto La Cruz. El sol brilla como recordándonos que la luz siempre vence a la oscuridad. Y, camino por el Paseo Colón, converso y saludo con algunos amigos y caigo enmudecido en una profunda reflexión. Una pregunta salta a mí: ¿qué pasará? Sigo deambulando por las calles de mi ciudad. Dibujo en mi mente esa Venezuela que sueño. Trazo en con mi imaginación un país nuevo de alegría y convergencia, donde todos progresemos en medio de una prosperidad individual y a la vez comunitaria. Delineó en mi mente esa idílica nación que cada vez más nos obliga a construir con sacrificios y sobre todo dedicación una nueva tierra de concordia y trabajo. Mientras analizo el abismo en el cual nos encontramos, las olas del mar Caribe siguen su vaivén en nuestras costas. Me llega nuevamente la concepción la seguridad máxima de que sí podemos crecer y dejar esta real pesadilla que he