Los líderes y sus épocas

Mar de Leva-. Son las sociedades las que determinan que clase de líderes quieren o aspiran, es la opinión pública la que guía el desarrollo de los diferentes tipos de liderazgos políticos. Los actores de una específica época son movidos por los hilos de la inclinación de las percepciones humanas, los dirigentes duros, violentos e intrépidos son necesarios cuando la gente los juzgue así, igual los intelectuales, los carismáticos, los populistas o los conciliadores, en resumidas cuentas es la ciudadanía con su estado de ánimo, con sus expectativas, creencias, miedos o tal vez esperanzas las que escogen, inconscientemente en la mayoría de los casos, los líderes políticos de un preciso momento histórico.
El mundo tiene múltiples ejemplos de esta realidad, por ejemplo desde los inicios del siglo XX la sociedad global poseía la necesidad de permanecer a grupos, cultos o estructuras de carácter semi-religiosa, donde el hombre (entendido como ser) fuese integrante de una organización ritual que lo hiciese parte importante de un todo por eso el surgimiento de los movimientos fascistas en cada uno de las manifestaciones europeas y el propio comunismo soviético.
En el caso venezolano el ascenso de Hugo Chávez al poder fue motivado por una inclinación ciudadana a un cambio de paradigmas, conservando el ingrediente populista muy característico de los líderes políticos de nuestro país, ejemplo de ello Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi y el propio Don Rómulo Betancourt. Pero inclusive el empoderamiento social y electoral del ahora candidato de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), surgido del evento de las primarias del pasado 12 de febrero, Henrique Capriles Radonski ha sido una respuesta que pudiéramos calificar de natural en el proceso de evolución del voto no sólo en Venezuela sino en muchas sociedades occidentales.
Explico lo antes anunciado, durante la historia civil venezolana desde 1958 a 1998, luego de dos gobiernos, de cinco años cada uno, de cortes socialdemócratas o centro-izquierda, emergía un líder más conservador que daba un viraje y un necesario refrescamiento político a la conducción del país; ahora bien luego de 13 años de una gestión que se autodenomina socialista y revolucionaria, nace de la profundidad de la sociedad nacional un liderazgo muy de avanzada, con clara estructura visual de derecha, lo que no necesariamente es que el pensamiento político de éste sea de esta tendencia política.
Varios expertos en el manejo de encuestas o de análisis de públicos manifiestan que Capriles es el mejor candidato que se ha enfrentado a Chávez, lo que es sencillamente explicable por la inclinación popular de los venezolanos a girar hacia una visión más moderada, ordenada y progresista (en su concepción menos doctrinaria) de la sociedad. Es el momento de Capriles.
Venezuela evoluciona, y en este proceso pide nuevos liderazgos, visiones y métodos.

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