Venezuela está por encima de todo
Desde Alta Mar-. Por cuarta vez un Jefe
de Estado fallece en el ejercicio de sus funciones. El más reciente en la
historia fue, aunque no ejercía la Presidencia de la República propiamente
dicha, Carlos Delgado Chalbaud, quien fue asesinado el 13 de noviembre de 1950
creando una crisis en la Junta Militar
que él encabezaba y afectando drásticamente el proceso político que se vivía en
esos días, debido a que era el candidato del Gobierno para las elecciones que
se estaban programando.
Un 17 de
diciembre de 1935 deja este mundo el General Juan Vicente Gómez, el último
caudillo, el llamado Benemérito, quien gobernó con puño de hierro desde la
Presidencia de la República o desde la Jefatura del Ejército, dejando algunos
acólitos encargados de cuidarle la silla presidencial, a Venezuela por 27
largos años.
La muerte
de Gómez permitió que la nación entrara de “forma atrasada al siglo XX” como
alguno de sus oponentes aseveró en aquellos días, su desaparición además fue el
inicio del fin del positivismo democrático ideado por Laureano Vallenilla Sanz
y basamento filosófico del régimen, el cual se mantuvo por dos períodos
presidenciales, los de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, hasta
el golpe de esta del 18 de octubre de 1945.
Pero el
primer mandatario nacional que pereció en el ejercicio de sus responsabilidades
presidenciales fue el General Francisco Linares Alcántara, aquel 30 de
noviembre de 1878, luego de contraer una afección bronquial en La Guaira que lo
obligó a guardar cama y deterioró rápidamente su salud permitiendo mantenerse
solamente 9 días con vida.
Hoy el
país vuelve a perder a su presidente, esta vez después de algo más de cuatro
meses de haber sido reelecto en sus funciones. Chávez cae derrotado por un
cáncer que lo doblegó por completo, amén al respeto que le debemos a sus
familiares, amigos y seguidores, el ahora ex presidente de la nación al postularse
por tercera ocasión a la Primera Magistratura Nacional, ya padeciendo los sinsabores
de sus dolencias, le dejó a la patria una gran incertidumbre y un estado de
zozobra que no se sentía en el país desde hace más de 63 años.
Pero tanto
en los casos de 1878, 1935, 1950 y ahora en el 2013 Venezuela fue y debe ser lo
más importante, los mandatarios marcan con sus capacidades y sus decisiones lo
que acontece durante un lapso de tiempo en la nación, pero más allá de sus
aciertos y errores la patria sigue, no cae, no muere, no se pierde nunca, por
eso en este momento los venezolanos debemos ver hacia adelante y trabajar por
el presente con ilusiones en el porvenir.
Venezuela
está por encima de todo, de cualquier movimiento, de cualquier pensamiento, de
cualquier liderazgo temporal, la nación, el concepto de patria es mil veces
superior a cualquier posiciones y criterio individual o de grupos que
momentáneamente sean una mayoría circunstancial, por ende, la vida continua, el
mundo sigue girando en su propio eje y Venezuela prosigue en su existencia con
más futuro que pasado.
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