Clandestinidad

Desde Alta Mar (Puerto La Cruz)-.  La historia de la clandestinidad política es contante en el devenir político venezolano.

Durante la dictadura de Juan Vicente Gómez se aniquilaron los viejos partidos políticos venezolanos, es decir, al Partido Conservador y al Partido Liberal, no obstante fueron brotando en el seno de aquella sociedad silenciada y dominada vestigios de organización política y social.

A los primeros partidos venezolanos le tocó vivir la clandestinidad.

Luego de los sucesos de la semana del estudiante de 1928, cuando una generación de muchachos enarboló las primeras banderas de resistencia política después de largos años de oprobio y opresión, se empezaron a dar los primeros pininos de las nuevas organizaciones políticas.

Tanto el viejo Partido Revolucionario Venezolano (PRV)  que luego dará paso al Partido Comunista de Venezuela (PCV), como la Alianza Revolucionaria de Izquierda (ARDI) fundada en el exilio por Don Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y otros tantos dirigentes jóvenes de esos días, sufrieron los embates de la clandestinidad.

Posteriormente, el Partido Republicano Progresista (PRP)  fachada legal del PCV y el Movimiento de Organización Venezolana (ORVE), heredera de ARDI, convivieron en medio de los avatares del post-gomecismo.

Nace en esta etapa el Partido Democrático Nacional (PDN) el cual junto al PRP y el Bloque Nacional Democrático del Zulia ensayarán una suerte de coalición opositora que no durará por las divergencias internas entre marxistas y reformistas.

La clandestinidad regresará en los tiempos de la dictadura militar iniciada por la Junta encabezada por Carlos Delgado Chalbaud, Luis Llovera Páez y Marcos Pérez Jiménez. Y, la misma se recrudecerá aún más cuando Pérez Jimenez quede solo en la conducción del Estado.

Durante este período Acción Democrática (AD), partido creado en la línea formativa e evolutiva que anteriormente había adoptado nombres como ARDI, ORVE o PDN, estuvo por todo el tiempo que duró la dictadura en la clandestinidad.

El PCV  y Unión Republicana Democrática (URD), esta última organización que tuvo como su máximo líder a Jóvito Villalba, también fueron ilegalizados y tuvieron que seguir la batalla política en la oscuridad de la clandestinidad política.

El ala socialcristiana de la generación del 28, que constituirá primero la Unión Nacional de Estudiantes, que se formará luego de la ruptura de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV), y posteriormente será la génesis del Comité de Organización Política Electoral e Independiente (COPEI), también sufrió de la ilegalización de la dictadura y el extrañamiento de su principal líder, Dr. Rafael Caldera, del solio patrio.

Hoy, 59 años después, el Consejo Nacional Electoral (CNE) al servicio del régimen de Nicolás Maduro, juega con la ilegalización de los partidos políticos.

Las organizaciones que hacen vida en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) fueron cediendo su protagonismo en aras de la unidad, y ahora se enfrentan a una política de aniquilación de las mismas a través de las instituciones.

El proceso de relegitimación de los partidos de la unidad está cuidadosamente diseñado para que éstas no alcancen la meta mínima para formalizarse, con lo cual el régimen pretende ser un gobierno sin oposición legal.

Con lo cual, Maduro muestra el mismo cariz ulceroso que caracterizó las demás dictaduras del siglo XX.
Pareciera que la oposición será ilegalizada y le tocará a los dirigentes irse a la clandestinidad. ¿La historia se repite?  



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