Entre sobrinos y yemas

Desde Alta Mar-. Al momento de redactar esta columna el país está convulsionado, el escándalo alrededor de la captura in fraganti de dos sobrinos de la llamada “primera combatiente” tiene al mundo con los ojos, cual paraparas, abiertos y puestos sobre Venezuela.

El arresto por parte de la DEA de dos familiares de Cilia Flores pone en evidencia los elevados niveles de irregularidades que se están cometiendo en el Alto Gobierno.

Hasta la fecha el silencio de Nicolás Maduro, quien se encontraba descaradamente hablando en la Comisión de los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), y el mutis de la “primera combatiente” son extremadamente ruidosos.

Las aseveraciones de algunos voceros del régimen pasan desde una total desestimación de lo sucedido hasta una vacilante duda que dejaría entrever una puerta abierta del declarante, ¿tal vez para brincar la talanquera?

Lo cierto, apreciado lector, es que Venezuela vive en escándalo en escándalo, de crisis a crisis y entre potes de humo.

Es necesario comentar que el anuncio del Vicepresidente de la República, Jorge Arreaza, sobre el precio regulado del cartón de huevos, a 420 Bolívares también dio de qué hablar.

El segundo a bordo del gobierno y “príncipe consorte” dentro de la realeza oficialista, demostrando que no tiene nada más importante que decir y hacer, informó las regulaciones tarifarias de las llamadas “posturas de gallina”.

Acto seguido muchos venezolanos, corroídos por la actual situación económica del país y movilizados por el hambre causada por la escasez, salieron cual huracán a comprar los cartones que pudieran de las denominadas “travesuras de gallo”.

Este ciclón de compradores de “yemas” dejó desabastecidos los anaqueles de abastos, bodegas, supermercados, mercales y centros de venta de los chinos… Y ahora se empezará a sentir la “escasez de huevos”.

Porque la decisión asumida por el Ejecutivo Nacional fue sencillamente un nuevo estilo de “Dakazo”, obviamente con menos pegada que el original, con el cual intentaba evidenciarle a los venezolanos los presuntos esfuerzos que ellos hacen por defender a los ciudadanos.

Pero, siempre hay un pero en esta vida, la carencia de existencia del producto llegó más temprano que tarde, y ¿por qué? Primero la necesidad de los venezolanos lo llevó a comprar con suma rapidez la mayor cantidad de cartones posibles y la segunda es que los productores no seguirán criando gallinas y manteniéndolas a perdida.

Porque una cosa es el negocio de los estupefacientes que pareciera que lucra rápidamente y hasta con la seguridad de la complicidad de algunos, y otra muy distinta es la labor de nuestros productos agrícolas.

Un kilo de maíz sobrepasa los 4 mil bolívares y el de alimento está alrededor de los 7 mil bolívares, sin enumerar vacunas y la pérdida de animales por muerte o robo, esto acarrea a que los criadores dejarán el negocio de la producción de huevos y se generará el desabastecimiento.


Y como todo es una cadena de hechos, podemos decir que luego del arresto de los sobrinos de Cilia, lo que un diputado anzoatiguense calificó como el caso de los “Flores de la droga”, y del precio de las posturas de gallina, que el próximo escándalo será en torno a la pregunta de: ¿dónde están los huevos de los venezolanos?

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