Tres frentes

Desde Alta Mar (Puerto La Cruz)-. Venezuela es el teatro de operaciones de tres frentes de batalla. El oficialismo venezolano en su afán autocrático y hegemónico ha entablado tres tipos de guerra que se están librando delante de nosotros.

La batalla política se divide en dos centros de acción puntuales: El electoral y el ideológico.

En el campo electoral los pesuvistas no han ocultado su temor frente a la vocación de trabajo en la calle que existe dentro de Acción Democrática (AD).

Los oficialistas respetan a los acciondemocratistas en ese “cuerpo a cuerpo” en las comunidades, en esa batalla diaria en los sectores rurales y urbanos de Venezuela.

Durante un tiempo la robustez organizativa del Psuv se imponía con gran facilidad, no obstante los tiempos han cambiado y AD luce tonificada y lista para ese “combate abajo”.

El otro frente político es el campo ideológico. El némesis del socialismo totalitario encarnado por Nicolás Maduro es el pensamiento liberal que está enarbolando María Corina Machado.

La propuesta de libertad individual, libertad económica y social es las antítesis completas de los controles políticos, sociales y, sobre todo, económicas, que ha defendido el oficialismo venezolano.

De aquí, es que emerge la decisión de régimen de evitar la conformación como partido de derecho, porque de hecho ya lo es, de Vente Venezuela.

La puja entre el socialismo y el liberalismo se presenta en la visión integral del país, porque ambas tendencias políticas prácticamente se distancia en todos los aspectos socio-económicos y políticos.

El arribo de Vente Venezuela al poder significaría para el Psuv, como para todos los nostálgicos de la izquierda, una especie de “Armagedón político” para ellos.

No obstante, Venezuela no es sólo el campo de batalla electoral y de pensamiento meramente político.

Desde hace 17 años en el país se ha entablado una batalla a la par terrenal como espiritual. La neo-religión del Estado, auspiciada desde lo más alto del poder político venezolano, significa una sistemática acción en contra de los valores cristianos nacionales.

Esto ha llevado a que en el Gobierno se pretenda eliminar cualquier vestigio de la organización defensora de los valores cristianos en el campo político, es decir, al partido socialcristiano Copei.

A través de una infiltración, muy bien estructurada, y mediante el “arma” del Tribunal Supremo de Justicia desde Miraflores han pretendido la destrucción de la referencia de moralidad cristiana dentro de nuestra sociedad.

¿Si ellos mismos dicen que Copei es “una botella vacía”, entonces por qué ese afán de tomarlo por asalto?

Su deseo es desaparecer cualquier defensor de la doctrina social de la Iglesia, y minimizar su presencia en el espectro político.

Y lo mismo que ha sucedido con Copei, se eleva al 1000% con relación a la Iglesia Católica, la cual ha sido atacada como parte de la estrategia del gobierno durante estos largos 17 años.

Hasta la politización, cada vez menor, de las Iglesias del mundo protestante fue una técnica del oficialismo para banalizarlas y neutralizarlas.  


Lo importante es que al final el oficialismo perderá en cada uno de estos frentes.   

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