Bifurcación copeyana
Desde Alta Mar (Puerto
La Cruz)-. El partido socialcristiano Copei está atravesando
el desierto.
Sí, una de las
organizaciones políticas con más trayectoria en la historia venezolana está
sumida en una batalla interna fratricida y en un debate, por demás, estéril.
Copei entró en una
cadena de recursos jurídicos, sentencias, elecciones, y cambios de presidencia
que ha dejado a parte de su dirigencia y militancia en una especie de
estancamiento operativo que no le sienta nada bien a un partido de tanta
historia como la tolda verde.
La judicialización de la
política interna ha llevado a los socialcristianos a una fractura política que
lo mantiene inmovilizado, debido a esto Copei perdió su representación en la
Asamblea Nacional, en una decisión por demás achacable, entre otros, a “Jesús
“Chuo” Torrealba.
Los copeyanos poseen dos
directivas una encarnada por una Directiva electa y encabezada por Roberto
Enríquez y Robert Díaz, como Presidente
y Secretario General respectivamente, y en la otra acera verde se encuentra la
Junta Ad Hot comandada por Pedro Urrieta.
Esta situación provocó que la organización demócrata
cristiana no pudiera validarse ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), debido
a que un grupo convocó a participar en el proceso y otro se opuso al mismo.
Lo cierto es que la
división causó que no se logrará recabar el 0.5% de las validaciones que necesitaba
para mantenerse legalmente constituido como partido político.
Aunque la
judicialización copeyana y la lucha por la jefatura de la agrupación no es el
único escollo que los socialcristianos han tenido que saltar, la reciente
persecución de Roberto Enríquez por parte del régimen es otro indicativo que en
Miraflores apuestas a la desaparición total de los verdes.
Muchos actores públicos
como el Foro Penal y el Secretario General de Acción Democrática (AD). Henry
Ramos Allup, denunciaron a través de los medios de comunicación y las Redes
Sociales el nuevo atropello del Gobierno en contra de los dirigentes
socialcristianos.
Y sea dicho, no sólo
Enríquez es víctima del acoso sino que dirigentes como el excandidato
presidente y ex Gobernador del Zulia, Oswaldo Alvarez Paz, son objeto de los
ataques gubernamentales que no se reducen al plano operativo y policial sino
que se extiende al mediático.
Parece muy evidente que
el ensañamiento del régimen contra la organización responde a motivaciones del
orden ideológico, porque las diferencias de pensamiento entre la izquierda
troglodita de Maduro es abismal con relación a la Doctrina Social de la Iglesia
que profesan los copeyanos.
Copei está delante de
una encrucijada. Los copeyanos deberían recordar sus raíces, los ejemplos de
sus fundadores y dejar a un lado sus desavenencias e incorporarse con vigor a
la lucha titánica contra el régimen de Maduro.
El cambio para Venezuela
tiene y debe ser democrático, pacífico y cívico y allí el papel fundamental que juegan agrupaciones como AD y
Copei.
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