En defensa de las víctimas

Desde Alta Mar (Puerto La Cruz)-. En Anzoátegui tenemos abogados que sin mucha bulla han salido a defender valientemente a los estudiantes que han sido objeto de la represión de los cuerpos de seguridad del Estado.

Y sobre este tema quiero hablarles en esta oportunidad.

Existen dos tipos de defensores de los estudiantes, por un lado los tipo advenedizos y pantalleros que no pelan una cámara de televisión o fotográfica, y aquellos que con profesionalismo, responsabilidad social y abnegada firmeza, defienden a los jóvenes manifestantes.

Entre los abogados que sí hacen un trabajo real y efectivo vale la pena resaltar al equipo de profesionales del derecho de Voluntad Popular Gremios donde resaltan la labor de Denisse Hernández, Alejandra Olivares, entre otros muchos profesionales de la abogacía.

Este equipo de Gremios de Voluntad Popular encabezado por María Alejandra Malaver, quien es además integrante del Colegio de Ingenieros de Venezuela a nivel nacional, ha estado campeando el temporal, ha dado la cara y con bajo perfil ha contribuido con su granito de arena en el rescate del Estado de Derecho venezolano.

Igualmente, tenemos que hacer mención al abogado y dirigente de Vente Venezuela, Carlos Bolívar, quien en reiteradas oportunidades ha diligenciado la defensa de los estudiantes encarcelados por los cuerpos del Estado.

Bolívar ha sido tercamente consecuencia con la lucha de los muchachos, quienes han salido a las calles a manifestar democráticamente su repudio al Gobierno de Nicolás Maduro.

Al otro lado de la acera, están los abogados que quieren sacarle provecho publicitario y político a la desgracia de los estudiantes, es decir, son como especie de zamuros legales que se apuestan en las cercanías esperando que alguna víctima caiga.

Cual zamuros revolotean alrededor de las actividades de la oposición, cual aves de rapiña huelen a distancia sus presas y se abalanzan contra ellas, y además posee un olfato anormal para detectar la presencia de un periodista con cámara, grabador, con bolígrafo y libreta.

A los primeros tenemos que aplaudir su tarea por demás encomiable, deseándole a cada uno de ellos lo mejor, porque a aquellos que obran bien siempre recibirán bendiciones del Altísimo, mientras en el caso de los segundos sólo es posible el señalamiento y la acusación.

A los pantalleros hay que aborrecerlos, porque no es simplemente su afán de protagonismo, que por sí solo no hace daño, aunque sí molesta a quienes en verdad hacen el trabajo, pero generalmente esta actitud va en comparsa con un frenético empuje de apetencias políticas que convierte a nuestros jóvenes en simples escalones en su escalera de ascenso al poder.

Tenemos que tener cuidado con estas “vedette” de la política, con estos fanfarrones de micrófono y panqué, porque sus apetencias de poder son desmedidas y por ende sumamente peligrosas.



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