Un José Antonio Páez

Desde Alta Mar (Puerto La Cruz)-. A Venezuela le urge un nuevo José Antonio Páez, y lo necesitamos inmediatamente.

Pues, sin  lugar a dudas Simón Bolívar fue el Libertador, el más grande militar y político de su tiempo, un ser con una personalidad tan fuerte que todos sus contemporáneos se doblegaron ante su genialidad. 

No obstante, fue José Antonio Páez, con su carácter, con su fuerza y con su lealtad para con el país, fue quien le dará un viraje popular a la Guerra de Independencia. 

Antes de Páez quienes peleaban por la causa de la libertad eran hombres blancos, comandantes que venían de las familias acomodadas de la aristocracia criolla; hijos de dueños de haciendas, con sembradíos de cacao y caña de azúcar, personas de alto poder económico. 

Y fue Páez quien logró que los pardos se sumarán a las filas de los independentistas; antes el pueblo venezolano siguió a las huestes desalmadas y criminales de José Tomás Boves, pero a la muerte de éste en la Batalla de Úrica, y la aparición de Páez, los descamisados, los peones de haciendas, los negros e indígenas, se sumaron al ejército forjador de libertades. 

Además, José Antonio Páez fundó la venezolanidad. Cuando el proyecto de integración continental soñado por Francisco de Miranda y materializado por Bolívar hacía aguas, fue Páez quien tomó las riendas de lo que hoy conocemos como la República de Venezuela. 

El gran héroe de las Queseras del Medio y Mucuritas dirigió los destinos de la patria y nos convirtió en una República. 

El General Páez es sinónimo de coraje, fuerza, firmeza, pero también es un ejemplo de superación personal, de liderazgo y de solidaridad. 

A veces solo nos quedamos con el Páez que encabezó jornadas heroicas como aquella donde gritó “vuelvan cara…”, o que destrozó al ejército realista en la Batalla de Carabobo, y nos olvidamos del Páez estadista que gobernó a Venezuela en tres oportunidades. 

No conocemos, y ni siquiera reconocemos, a ese joven que de la nada se hizo a sí mismo, que asumió sus responsabilidades, que tomó el camino difícil y de la nada se transformó en el venezolano más insigne de su época, obviamente detrás del Libertador. 

Él fue el primer presidente de la República de Venezuela, si obviamos al triunvirato de Ejecutivo de 1811 con Cristóbal de Mendoza, Juan de Escalona y Baltasar Padrón, fue quien consolidó la nación y que nos dio una presencia en los mapas del mundo. 

A veces solo recordamos la visión guerrera y fuerte de Páez, pero ignoramos que con el pasar del tiempo, sufrió una increíble evolución y terminó siendo un hombre culto y de mundo. 

Su inteligencia nata, evidenciada en los campos de batalla, se cultivó y floreció en todos los niveles de la cultura de su época, demostrando que el venezolano cuando se lo propone puede progresar. 

Hoy, en la hora menguada de la historia, necesitamos un liderazgo nacionalista, fuerte, inteligente, que no tema aprender, que no sufra de egoísmos o temores, para que guíe los destinos de una Venezuela sumergida en la anarquía. 

¿Dónde estará ese nuevo Páez? 


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