El flojo

Desde Alta Mar (Puerto La Cruz)-. Hace cuatro años enviaron a un flojo a Anzoátegui. A pesar de todos los cargos que había ocupado, y de su verborrea fácil y ponzoñosa, el representante del régimen de oprobio  lo que hizo, desde que llegó,  fue vacacionar en el estado.

Durante los dos primeros años disfrutó el tiempo gozando las mieles del poder, y todo lo que esto implica. Y en las primeras de cambio, el flojo dejó entendiéndose a hasta a sus más cercanos colaboradores.

Durante el periodo que estuvo aquí no solucionó ninguno de los problemas que padecían, y podemos de decir que éstos se agravaron gracias a su ineficiencia.

El flojo hizo galas de su incapacidad gerencial. Las calles de la ciudad continuaron rotas, la inseguridad creció, los vicios en la administración pública tomaron cada vez más cuerpo.

Bajo su timón, el barco quedó a la deriva; en los dos años que estuvo presuntamente gobernando la región, la entidad cayó en un retraso aún peor que el protagonizado por sus antecesores.

Mientras el pueblo clamaba por acciones, el flojo se echaba a descansar en los espacios del poder.  Solo tenía tiempo para saciar sus ansias de comodidad y uso del poder de forma arbitraria.

Este flojo, regresó a Caracas a tratar de ayudar al responsable de toda la catástrofe nacional. En esos días fue el segundo a bordo, pero igualmente fracasó.

Y es que, para nadie es un secreto que el flojo no ha dado la talla en ningún lado en el cual el régimen lo ha colocado, como alcalde, ministro o como dirigente sindical, ha destacado por el fiasco que ha representado.

Ahora viene con su cara muy lavada, a volver a pedirle el voto al pueblo que traicionó y abandonó. Nuevamente le cierra el paso a la dirigencia regional de su propia organización, y otra vez viene con sus mentiras, las mismas que sí sabe manejar muy elocuentemente.

Viene a flojear y vacacionar como ya lo hizo anteriormente. Y no se extrañen que en las primeras de cambio retorne a Caracas dejando a sus electores vestidos y alborotados.

¿Será que los juzgamos mal y que sus acciones responden a la intención de “esbaratar” la gobernación? Puede ser una posibilidad, y el método que empleó para lograrlo es la desidia y el desinterés.
El flojo de camisa roja no tiene la posibilidad de volver a ganar si el pueblo sale a votar masivamente; él sabe que su arma para regresar es a través de la abstención y por esa causa la auspicia y promueve.

El flojo quiere repetir la hazaña de destruir al estado simplemente dejando que sus males prosperen y se acrecienten por doquier.

¿Permitiremos que se repita la historia? Estoy convencido que no. Sé que la sociedad no lo dejará sentarse en la silla de la gobernación, tendrá que  regresar por donde vino y esta vez con el rabo entre las piernas.

Unidos ganamos, y al votar derrotaremos al enviado flojo que mandó Nicolás Maduro. ¿Más claro? imposible.




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