Un recuento electoral

El camino para la construcción de una mayoría electoral de los demócratas ha sido arduo y con altibajos desde las elecciones del 2006, cuando Manuel Rosales, logro la reunificación y la resucitación de la oposición en Venezuela, hemos mantenido unos niveles de crecimiento exceptuando en los comicios regionales del 2008 donde bajamos nuestra votación.
Cuando Manuel Rosales inicia su peregrinar por todo el país a la voz de “atrévete” la alternativa democrática venezolana estaba minimizada, nadie poseía la osadía de ponérsele al “brinco” al Presidente de la República, luego de una precampaña que arrojó como resultado la postulación unitaria del para entonces gobernador del Zulia, comenzó la carrera del rescate del país, en aquella oportunidad la candidatura de Rosales obtuvo en Anzoátegui 235 mil 156 votos.
Para las elecciones para la Reforma Constitucional propuesta por Chávez en el 2007 en las tierras anzoateguienses las fuerzas democráticas aumentaron su votación a 246 mil 657 papeletas, logrando derrotar al “Sí” chavista, la euforia se apoderó de muchos representantes políticos, y en otros las ansías de poder se escenificaron en acciones contra natura, en los idus de noviembre del 2008 un poco menos de un años después el ascenso de nuestros números cayeron, la candidatura de Gustavo Marcano obtuvo 228 mil 814 votos, es decir, 6 mil 342 votos menos que en el 2006 y 17 mil 843 sufragios menos que en el 2007.
Los números vuelven a aumentar para las elecciones sobre la Enmienda Constitucional, donde las alternativa democrática logra sumar 295 mil 560 votos, lo que significa un aumento de 66 mil 746 votos en tan sólo tres meses, con los cuales se hubiera ganado la gobernación del estado.
Hoy cuando estamos a meses de unas nuevas elecciones los actores políticos deben comprender la visión de la evolución de los votos en nuestra entidad, no dejarse llevar por la fiebre del triunfalismo, aunque se corren los rumores del nerviosismo en las filas enemigas, ningún general grita “Victoria” hasta que ve las fuerzas contrarias en franca retirada.
Las fuerzas democráticas debemos entender la necesidad de ir transformando la forma de hacer la política, cuando nos estamos jugando a “Rosalinda” en las elecciones del 26 de septiembre debemos afianzarnos en la búsqueda de candidatos idóneos, que representen el sentimiento de cambio en la población, y no estoy refiriéndome en la demagógica exclamación de “Cambio”, sino a la verdadera redefinición del sistema que nos gobierno, con compromiso social e ideológico.

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