Adiós a un grande


Desde Alta Mar-. Existen personas que resaltan gracias a su inteligencia, otros por su bondad, muchos por la labor material  que realizan, algunos por la mezcla de varias características, pero son muy exclusivos los que unen todas de estos perfiles de acción y conducta, y uno de ellos fue el licenciado Guillermo Álvarez Bajares.
Sin lugar a dudas  quien fuese gobernador, senador y ministro, es hoy un ejemplo para todas las generaciones de anzoatiguenses que venimos detrás de él, porque es imborrable, para aquellos que alguna vez cruzamos palabras con su increíble y ponderada visión, que su grandeza era medida con el tamaño de su prudencia y sapiente inteligencia.
Guillermo Álvarez Bajares fue un político extraordinario, uno de esos hombres que nacen para servir constantemente, a su avanzada edad y con las inclemencias normales de la edad, nunca dejó de luchar por sus ideales, él se mantuvo firme en contra de un gobierno que juzgó malhechor y mal lacerante para los venezolanos.
Pero además de las lides políticas, Álvarez Bajares fue un connotado periodista, sus artículos de opinión era simplemente magistrales no sólo en la forma llana, pura y limpia de como redactaba sino por la profundidad conceptual de los temas escogidos; era un deleita para cualquiera sumergirse en aquellos océanos de letras y de tintas que dejaban muchas, infinidades, de enseñanzas.
El político, el periodista, son solamente facetas de una personalidad que iba mucho más allá del hombre público, él será recordado como un padre ejemplar, como un hombre que tuvo un poder inmenso pero nunca dejó de ser ese cordial ser humano que no le negaba un consejo o un comentario a nadie.
Como gobernador emprendió una política de obras públicas que aún se ven por las calles de nuestro amado estado Anzoátegui, como director de la Oficina de Información y Comunicación, en los tiempos del Dr. Rafael Caldera en Miraflores, logró demostrar sus capacidades en el mundo institucional y en el manejo de las comunicaciones políticas, igualmente como parlamentario dejó una huella permanente.
¡Qué lamentable pérdida!. ¿Qué serán de sus consejos?, qué será de aquella visión aguda, pero a la vez cordial de la política y de nuestra sociedad, que regalaba a todos sin mezquindad.
Un Don del periodismo, de esa labor diaria que enamora a todo aquel que la practica con amor, un Don de la política porque supo manejarse por aguas turbulentas sin que se le mojara nunca las vestimentas: pero sobre todo un Don en esta vida, un ejemplo de cómo debemos ser con poder o en la oposición, un hombre leal a sus pensamientos y con un compromiso eterno con Venezuela.

Comentarios

  1. Dionisio, hermoso lo que escribes sobre Guillermo. Realmente fue así. Un hombre sabio, generoso, amable, inteligente, educado. No se podría exagerar buscando adjetivos para describirlo. Tuve la inmensa suerte de contar con sus sabios consejos como periodista. Fue más que mi "fuente", fue un amigo y un maestro. Extrañaré nuestro saludo, el cual a pesar del paso de los años nunca cambió: "¿Cómo está mi reportera favorita?", "no tan bien como usted mi Senador favorito".
    No me cansaré de agradecer a la vida el haberme permitido cruzar mi camino con el de este gran venezolano. QEPD.

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