Siempre hay algo peor



Desde Alta Mar-. Cuando luchamos contra algo malo nunca imaginamos que lo que puede venir detrás sea más infame, muchos afirmaban que el ex presidente Chávez en el poder era lo más terrible que le podía pasar a Venezuela, pero como ya podemos ver ¡sí hay algo más espantoso que él!, tal vez no igual, pero sí mucho peor.

Un mismísimo representante del gobierno lo dijo: “quien nos detenía en nuestras locuras ya no está”, con lo que queda confesado que los actuales arrebatos de demencia política no son por vez primera concebidos por este grupo de enchufados en el coroto, pero sí es la primera vez que no tienen freno en sus desafueros y altisonantes acciones.

Espero que el pueblo venezolano asimile que siempre puede existir algo peor que el presente, ayer era el oriundo de Sabaneta quien azotaba con su verbo y pensamientos fidelista el futuro y la realidad nacional, pero ahora son las malas copias y exaltados tira piedras los que tienen el “control” del poder y son ellos los que desatan las más fieras pasiones de intolerancia, mezquindad y odio contra todos aquellos que se les oponen.

El ilegítimo no sólo se rodea con casi todos los mismos ministros de su antecesor, aquellos de comprobada experiencia letal, sino que al imitar a su “padre” putativo desea igualar la fuerza de aquél, pero en el trayecto lo que está generando es una reacción de zozobra sin parangón en la historia nacional, por ello es obvio que la realidad actual es mucho más peligrosa que la que tuvimos que vivir, o mejor dicho sobrevivir, en los últimos 14 años.

Cuando escuchamos a un ministro asegurar que no le importa un bledo las leyes y que no permitirá  “que nadie me venga hablar mal de Nicolás o del Gobierno” demuestra la intolerancia y el marcado revanchismo de los actuales amos del Palacio de Miraflores, pero aquí cabe la pregunta ¿qué debemos hacer los venezolanos?, la respuesta está en cada una de la consciencias de los hombres y mujeres que desean un  futuro mejor, un país de encuentro y progreso.

Le ruego a Dios, en su infinita Misericordia, que ilumine el camino de los venezolanos. Cuando estamos en medio de una vorágine incalculable en su real extensión silente y subterránea, todos debemos hacer votos para continuar, de forma pacífica, cívica y ciudadana, la lucha por nuestros derechos conculcados por un grupúsculo de enquistados en el aparato del Estado que no desean, ni pretenden soltar la teta que por 14 años los ha engordado y mantenido con el semblante rozagante, ese mismo que tanta falta le hace a millones de venezolanos que tenemos que hacer colas kilométricas para comprar un paquete de harina, papel higiénico, o cualquier otro material de primera necesidad que por arte de la magia socialista han desaparecido del mercado.
Aunque es probable que el porvenir traiga consigo muchos sinsabores, tal vez peores que el presente, confío que Dios nos tiene deparado a todos los venezolanos un mañana próspero. Amén.

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