Hambre, medidas y caos
Desde Alta Mar (Puerto
La Cruz)-. Degustaba una muy suculenta pizza, que por cierto
por su precio se ha convertido en un lujo para la gran mayoría de los
venezolanos, mientras contemplaba al presidente Nicolás Maduro hablar por
televisión.
La espera, por los
anuncios económicos, se hacía placentera gracias a los sabores de queso, jamón
y anchoas imbuidos con la ayuda de un trago de refresco. Y mientras comía, en
compañía de unos familiares, la perorata
presidencial transcurría sin más.
En un instante, justo
cuando el vocero del régimen trataba de justificar el caos económico producido
por el despilfarro y la incapacidad de los representantes del socialismo, a la
mesa donde cenábamos se acercó una persona a pedirnos un trozo de pizza.
Con un pantalón mocho de
las rodillas hacia abajo, enflaquecido por el hambre acumulada, el cabello
alborotado por el trajín de su día, y
con una bolsa de basura cargada por encima de su hombro, el hombre se aproximó
al mostrador del restaurante y preguntó.
-“Señor, no tendrá un
poco de resto de comida que me regale. Aunque ya esté en la basura”. Sí, la
escena partía el corazón. El expendedor le dijo que no había nada.
El hombre entristecido
por la negativa, se volteó y caminó unos pocos pasos hasta nuestra mesa y nos pidió:
“buenas noches, disculpen me podrían regalar un pedacito”.
¿Cómo negarle a un
semejante algo de comida? Solícitos le ofrecimos envuelto en servilletas un
poco de lo que consumíamos. El indigente, ennegrecido por la suciedad de la
calle y por el sol inclemente, agradeció y salió del local devorándose lo que
le habíamos ofrecido con piedad cristiana.
En el televisor el señor
Maduro hablaba de “Revolución”, “Guerra Económica”, medidas para superar la
crisis y otras frases tan típicas del repertorio oficial.
Con mucho menos apetito
luego de lo sucedido, sentí que se me revolvía el estómago cuando de la voz del
mandatario nacional se daban a conocer al país las acciones que el Estado iba a
tomar: Devaluación, Incremento de la Gasolina y la posibilidad de un aumento en
los impuestos.
Surge, como en muchas
ocasiones atrás, la pregunta ¿Qué hicieron con los reales de la bonanza
petrolera?
Desde el año 2004-2005
hasta el 2013 el país tuvo una entrada milmillonaria por motivo de la renta
petrolera, los precios de crudo llegaron a sus niveles más altos, por lo cual
parece ilógico que estemos atravesando la crisis económica más aguda de nuestra
historia.
La pregunta de Luis
Herrera Campins toma más vigencia que nunca ¿Dónde están los reales?
¿Qué hicieron con los
Petrodólares? Aunque la interrogante es justa y necesaria, la respuesta la
conocemos todos y cada uno de los venezolanos.
El dinero producido por
el negocio petrolero se esfumó entre la avaricia de los gobernantes y el afán
desmedido y enloquecido del régimen de “comprar amigos en la OEA”, además de
los negocios raquíticos para el Estado venezolano, pero muy jugosos para otras
naciones, amparados en ese mamotreto que se llama Petrocaribe.
Entonces, la causa del
problema fue la política manirrota de lo que un día fue chavismo y las
consecuencias es el hambre que están pasando millones de venezolanos.
Ahora usted, apreciado
lector, pagará por los errores del régimen.
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