Guaidó y su Rubicón
Opinión-. Era el año 49 antes de Jesucristo, el gran
general romano Julio César llega a las orillas del Rubicón, un pequeño río que
separaba a Italia de la Galia Cisalpina, allí se enfrentó a su mayor decisión,
una que cambió su historia, la de su nación y la del mundo.
El general vencedor de Las Galias
(Actual Francia), meditó lo que tenía que hacer. El senado romano se negaba a
nombrarle Cónsul debido a las presiones de otro gran general en la época
Pompeyo Magno. Las tensiones se fueron acalorando hasta que llegó el momento
del desenlace.
De acuerdo con la Ley, nadie
podía atravesar el Rubicón con un ejército sin el consentimiento del Senado, aquel
que lo hiciese sería calificado como parricida y sacrílego. César luego de sopesar
el peligro de franquear el río se decidió por vadearlo, y retar con sus hechos
a los senadores.
Según las crónicas, César dijo la
frase: “Alea jacta est”, es decir “la suerte está echada”.
Cuando César pasó el Rubicón sin
el aval del senado, ya no tenía vuelta atrás, debía vencer o morir en el
intento, ya no había cabida para mediatintas. Se la jugaba el todo por el todo.
César decidido tomó una decisión
que muy poco la hubiera tomado, por tal motivo César se convirtió en el Padre
del Imperio Romano, se hizo leyenda no sólo para los romanos sino para la
historia universal.
Ahora, nuestro presidente
legítimo de Venezuela, Juan Guaidó, ha cruzado su propio Rubicón. Los hechos
acaecidos el pasado 30 de abril demuestran que el presidente encargado de la
nación se está jugando a Rosalinda por hacer que Venezuela sea un país
nuevamente libre.
Sin miedo, Guaidó apareció en las
adyacencias de la Base Aérea de La Carlota con un grupo de militares afectos a
él y a la Constitución Nacional, apareció con
un Leopoldo López liberado, lo que fue un símbolo que llenó de emoción a
millones de venezolanos en todo el país.
Guaidó demostró su valentía y su
coraje. Y ahora tendrá que demostrar su entereza, como César tras cruzar el río
que separaba la península italiana de Las Galias, ahora tendrá que darlo todo
por lograr su objetivo que no es otro que la liberación de Venezuela.
Si Julio César tenía sus legiones
detrás de él, Guaidó tiene un pueblo inmenso que está totalmente ganado a la
idea de la libertad y lo acompañará en las calles luchando por el cese de la
usurpación, la instauración del Gobierno de Transición y las Elecciones Libres.
Es por ello, que la acción de
cada venezolano en las calles es más importante que nunca. Guaidó solo no
logrará los objetivos, millones de venezolanos en las calles sí. ¡Vamos!
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