Las pifias de Ernesto


Mar de Leva-. Para continuar desarrollado este espacio de ideas enfocado simplemente en el tema comunicacional abordaré en esta oportunidad lo que juzgo como las pifias del ministro de Información y Comunicación del gobierno venezolano, Ernesto Villegas, sin que me mueva, en este trabajo, ninguna inclinación política y solamente influenciado por los escasos conocimientos que poseo en la materia esbozaré una serie de argumentos a este respecto.

Más allá de la pésima campaña que llevó adelante Nicolás Maduro, aunque fue juramentado como presidente electo de los venezolanos, convirtiéndose toda su actuación en ese lapso de proselitismo en una burda, barata y banal copia de lo que fue Hugo Chávez y que él haga lo que haga nunca será, más allá al mal manejo de las emociones de un importante sector de la población que jamás entendió como se pasa del duelo a estar bailando el “Maduro, desde mi corazón” o silbando cual pajarito en grama, la política de comunicación armada desde el Estado deja mucho que desear.

Todo proceso comunicacional debe estar casado con la realidad del ambiente que lo rodea, si nuestros mensajes y actuaciones están divorciados de las percepciones actuales de los públicos entonces el objetivo nunca se logrará y por el contrario las intenciones pudiesen convertirse en un arma de doble y profundo filo; por eso cuando observamos a un gobierno tambaleante, gracias a que es tildado de ilegitimo, que su acción y discurso están enmarcados en encrespar los ánimos nos percatamos que van rumbo al barranco.

Ernesto Villegas, con todo el respeto que me merece como venezolano y ser humano, comete varios errores en el manejo de la imagen de Nicolás, esencialmente ese calificativo de “comandante obrero” endilgado a un hombre que por años ha estado alejado de las masas trabajadoras causa un rotundo ruido entre los movimientos obreristas, aquello  del “morral de Chávez” no fue una acertada, en mi criterio, respuesta a la frase de “Nicolás no es Chávez”, y aquello de “soy hijo de Chávez” tampoco ha funcionado, porque las notorias diferencias entre ambos son enormes y cada vez más evidentes cuando Maduro trata, con un gesto sobrehumano, de imitar al difundo Jefe del Estado. (Aunque aquí debo reconocer que no tengo la certeza de que estos errores sean del ministro o de los asesores externos).

Otro desliz, más achacable a Villegas que los anteriores, es el sinfín de cadenas que efectúa el mandatario Nicolás, porque primeramente las capacidades comunicacionales de éste son inexistentes, su carisma es nulo y su manejo histriónico fatal, pero aunado a todos estos detalles es evidente que al encadenar las radios y televisoras del país cuando el líder de la oposición se dirige a la nación lo que denota es miedo, lo que causa en los simpatizantes del gobierno una profunda incertidumbre y en los acólitos de la oposición una sonora “arrechera” por el abuso y más cuando las cadenas son para hablar “pistoladas”.

Pero las pifias de Ernesto no se quedan aquí prosiguen en una extensa enumeración de yerros que no abordaremos aquí por falta de espacio y tiempo, pero si nos referiremos a algunas como:

1-. La carencia de una identidad propia del “Presidente”, sin divorciarse del “recuerdo del desaparecido líder”.
2-. Un contenido del discurso más humano y emotivo (hasta el momento los intentos han sido infructuosos y sin real “pegada” en la sociedad).
3-. La carencia de una política comunicacional creíble, enfocada en verdades.
4-. La falta de un clima de opinión necesario para el entendimiento nacional, que ayude a recuperar, si es posible, al número importante de electores que en octubre votaron por Chávez, pero que en abril migraron hacia la oposición.
5-. El vacío de una plataforma de voceros nueva y refrescante que renueve a las caducas opiniones de una serie de  portavoces que han perdido fuerza en la opinión pública nacional.

Si me preguntan creo que entre Andrés Izarra, ex ministro de comunicaciones de Hugo Chávez, y Ernesto  Villegas, sin entrar en pormenores, aquél fue más efectivo y claro en el manejo de las comunicaciones del Estado, pero aún debemos, los analistas de esta área, darle más tiempo al segundo.

Como dice una conocida frase “si no comunicas no existes”, ¡comunícate en el momento justo y con el contenido preciso, allí radica el éxito!




Comentarios

Entradas populares de este blog

Salvar Vidas en Anzoátegui

Maritain y el Estado

Dimensión humana de la economía