Soy nacionalista
Desde Alta Mar-. Durante 14
años escuchamos como algunos hablaban sin cansancio sobre el nacionalismo,
sobre la “patria libre”, los oímos como se referían a la defensa de la
integridad nacional, pero cuando vemos en el cristal del tiempo el efecto real
de su “venezolanismo” nos damos cuenta que el régimen socialista, mal vinculado
con el bolivarianismo, ha sido uno de las gestiones más entreguistas y
antinacionales de los cuales se tengan memoria en los anales de nuestra
historia.
El socialismo actual, este de
disfrazas y papelillo, prácticamente entregó la soberanía venezolana sobre el
territorio del Esequibo, arrodilló a nuestra Venezuela a las demenciales ansias
de poder de la casta familiar de los hermanos Castro, creó las condiciones para
que nuestro país fuese más dependiente que nunca en la óptica alimentaria,
convirtiendo el pabellón venezolano en el pabellón latinoamericano, con granos
de la República Dominicana, carne de Argentina, arroz de Nicaragua, etc., etc.
Primero con Chávez y ahora con
Nicolás la chequera de petrodólares, que es propiedad de todos y cada uno de
los venezolanos, se encuentran dando tumbos y girando cheques para mantener las
vagabundas republiquitas que viven de la dadivosa y antipatriótica actitud de
los fariseos que ostentan hoy el poder nacional.
Ante esta desvergonzada posición
de unos pocos inquilinos, o mejor dicho usurpadores, del gobierno, los
nacionalistas debemos unirnos más que nunca para alcanzar el objetivo de la
refundación nacional, del rescate de la integridad y la fe en el venezolanismo,
sin dejar a un lado la concepción de un
nuevo Estado que sí esté al servicio de los intereses nacionales y de
reunificación de todos los venezolanos. Quedarnos silentes, paralizarnos ante
el temor de un fracaso sería traicionar el futuro de la nación y sobre todo cortarles
por omisión el porvenir a nuestros hijos.
Como nacionalista invito,
humildemente, a todos aquellos ciudadanos que aman a nuestro país, que
entienden que la unión efectiva del pueblo debe darse alrededor del amor que
sintamos por esta tierra que nos vio nacer, a dar un paso al frente y luchar en
contra del flagelo izquierdista que por muchos años ha asumido a nuestra
república a la marginación social, el desastre político y el estancamiento
económico.
Es la hora que los venezolanos
retomemos el rumbo hacia la edificación de esa Venezuela que perdimos, pero que
estamos obligados a rescatar por el bienestar de toda la sociedad.
Venezuela es una, este país somos
cada uno de sus hijos, es hora de desechar la visión sectaria, egoísta y
entreguista de los “enchunfados”, es el momento de rescatar nuestra
venezolanidad; es ahora o nunca. ¡Que viva Venezuela, que Dios nos guíe y nos
bendiga siempre!
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