Percepción y la comunicación
Mar Leva-. En las
comunicaciones políticas es más importante la percepción que la realidad, no es
tan importante lo que eres a lo que creen que eres, lo que dices a lo que
escuchan los públicos, lo que sientes a lo que transmites.
El International Institute for
Democracy and Electoral Assitance en su material Comunicación política
en campañas electorales afirma que “…en la comunicación política, la
percepción es el punto de partida y de llegada. Uno puede tener una imagen de
sí mismo, pero si la gente me percibe de manera distinta, esa percepción que el
ciudadano tiene de mí, es la que prima, pues es la que decide el voto”.
Lo antes expuesto se resume en la
siguiente frase: El ser percibe y es percibido.
Filosóficamente podemos entrar en
la diatriba de la importancia de la realidad a la percepción, o como puede la
percepción enrarecer la realidad y hacerla propia, no obstante en los aspectos
de la comunicación política todo ser humano puede percibir y ser percibido,
emite y recibe constantemente un flujo de información que altera en cierto modo
la forma como ve el ambiente que lo rodea.
El elector siempre votará por
aquello que crea, no que sea, sino que crea que es mejor para él o para su
comunidad, entorno social, familiar, político o cultural.
De allí que las comunicaciones
jueguen un papel fundamental en el desarrollo de una campaña electoral, porque
como lo aseguran Mario Riorda, Ismael Crespo, Antonio Garrido e Ileana
Carletta, en su Manual de Comunicación Política y Estrategias de Campaña:
“no hay política sin comunicación, no hay estrategia sin mensaje y no hay
mensaje sin estrategia”.
Las comunicaciones facilitan el
proceso de construcción de una percepción positiva del candidato o de las
propuestas de éste, y la estrategia que no es otra cosa que conseguir la mayor
cantidad de votos para obtener un resultado positivo, es decir ganar, y esto se
logra obteniendo una percepción efectiva y atractiva en los públicos meta.
Y como toda campaña electoral se
debe iniciar antes de la campaña misma tenemos que trabajar en la
estructuración de un mensaje que sea coherente, creíble y persuasivo.
Debemos conocer qué opinan
nuestros electores del candidato, sus puntos fuertes y débiles según los
electores, tenemos que realizar una radiografía social de los niveles de
percepción que los electores poseen de nuestro abanderado.
Al conocer el mapa
socio-perceptivo de nuestros electores, a través de estudios de opinión
cuantitativos y cualitativos, podremos ir desarrollando el mejor de los
mensajes para que el candidato puede tener aceptación en el mayor número de
centros sociales de la comunidad donde competirá.
Como toda campaña política se
puede sintetizar en la idea de comunicar
un mensaje, lo que digas y cómo lo digas será la clave fundamental para que el
proceso electoral tenga éxito.
Sin la persuasión no obtendrás votos,
es decir perderás.
Nuestra meta es crear
sensaciones, posicionar ideas, emitir un mensaje que sea amigable a la psiquis
de nuestros electores permitiendo que coloquemos mensajes estratégicos que nos
permitan influir en sus decisiones socio-políticas de éstos.
En pocas palabras el candidato
tiene que enamorar al elector.
¿Enamorar? Claro, porque las
comunicaciones políticas actúan como un proceso normal de cortejo, debido a que
el hombre debe conocer los gustos, aspiraciones, anhelos y sensaciones de la
mujer para aplicarlos con éxito en el proceso de enamoramiento.
¡Justamente igual!
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