Economía del voto y espiral del silencio
Mar de Leva-. Mucho se ha
hablado en nuestros países sobre la economía del voto, que no es otra cosa que la
forma como un sector de la población votante cambia su apoyo electoral en el
último momento para apoyar a quien “va a ganar”.
Axel Capriles, un connotado articulista
venezolano, calificó a la “economía del voto” como:
Es la economía del voto, la
propensión a votar por quien se cree que tiene más oportunidades de ganar. Los
individuos adaptan sus preferencias a las probabilidades de éxito y descuidan
lo que genuinamente piensan y sienten.
Magistralmente expuso el
significado del término; millones de electores pueden hacer mudar sus
preferencia electorales tan sólo por la percepción de que tal o cual va hacer
el ganador.
“Me anoto con quien va a ganar”
dicen algunos, otros aseveran que “no perderé mi voto, yo votaré por quien
va a ser electo”, es otra de las expresiones que solemos oír de aquellos
que deciden sufragar no por aquel que es mejor, no por aquel que despertó sus
simpatías, ni siquiera por quien presente el mejor plan o campaña electoral,
sino tan sólo por el “que va a ganar”.
Cuando estudiamos las características
de la Opinión Pública nos encontramos con el estudio del denominado “Espiral
del Silencio”.
Entendemos al “Espiral del
Silencio” como una fuerza que arrastra con las opiniones minoritarias.
Cuando los sectores minoritarios
se ven aprisionados por las mayorías, éstos prefieren hacer silencio y dejarse
llevar por las olas de aquellos que son, sencillamente, más.
Entonces, al conocer ambos
conceptos, podemos afirmar que la economía del voto sencillamente es una forma de
abordar el tema del “Espiral del Silencio”.
Volvemos a tocar la importancia
de la percepción en el proceso comunicacional; en ocasiones no sólo es
necesario estar ganando sino que tenemos que aparentar ser mayoría, el mismo
caso de la esposa del Zar.
Cuando está terminando la carrera
electoral, cada uno de los comandos de campaña tienen que centrarse en la
necesidad de hacer percibir a los públicos metas la sensación de victoria.
Por estas razones las imágenes de
grandes concentraciones, las canciones de triunfos, los rumores, y la guerra de
encuestas están común en este momento de la campaña, cada quien desea aparentar
poseer la mayoría para capturar a ese sector de la votación que, con toda
seguridad, va a cambiar su inclinación electoral en el último instante.
Hace unos años, en un proceso
municipal en Venezuela, fui testigo como nuestro candidato a alcalde se hacía
con la victoria gracias a la “economía del voto”, debido a que el “Espiral
del silencio” funcionó.
Se creó la sensación, en los días
previos a la elección, de que la candidata oficialista caía en apoyos y
nosotros los ganábamos, de allí que muchos cambiarán su decisión electoral.
Concluimos que el trabajo
comunicacional, no sólo en la última etapa de la campaña, sino desde un principio
debe enfocarse en vender la sensación de ser los mejores, los más queridos, y
resaltar el hecho, ya cumplido, de que “ganaremos con seguridad”.
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