Periodismo vs. Comunicación Política

Mar de Leva-. Conozco extraordinarios reporteros, magníficos periodistas que manejan al dedillo la fuente política, lo cual hace que muchos dirigentes políticos utilicen los servicios de estos profesionales como asesores en sus campañas electorales o para el posicionamiento de sus partidos políticos.

Una cosa es el periodismo y otra, muy distinta, las comunicaciones políticas.

Lo que puede ser bueno y noticioso para un reportero, siempre en búsqueda de la primera plana y de los centímetros por columna, desde la óptica política, psicológica, sociológica y comunicacional puede ser erróneo.

Muchas veces el simplista calificativo de “caliche”, es sencillamente la carencia del reportero para remodelar un tema al interés electoral.

Para el periodistas los intereses van muy distintas al comunicador, al primero sólo le interesa, quiéralo o no, informar, mientras que el otro anda centrado en comunicar, lo que indica la búsqueda de la retroalimentación para así optimizar los mecanismos de persuasión.

Muchas veces el periodista informa lo que no debe y en otras equivoca la forma de presentar una noticia política, repercutiendo en el interés de la imagen del asesorado.

Por ejemplo en Venezuela, en medio de la crisis desatada por el arresto del Alcalde Mayor de Caracas, Antonio Ledezma, el Secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús “Chuo” Torrealba realizó una rueda de prensa, en ella dijo:

1-. Solidaridad para la familia de Ledezma y repudio total a su detención.

2-. Las elecciones primarias para seleccionar los abanderados dela unidad se realizarán en mayo.
¿Qué sucedió con estas informaciones? El vocero político, a pesar de ser periodista, no midió las consecuencias de dividir los temas.

Al plantearlo de forma dividida los colegas, tal vez intentando ayudar a la MUD, escribieron y presentaron las dos informaciones en forma separada, ocasionando reacciones como estas:

Qué riñones de esta gente hablando de elecciones cuando están metiendo presos a todos el mundo” o por ejemplo, “La MUD le está dando la espalda a Ledezma, dejándolo solo igual como han hecho con Leopoldo y los estudiantes”.

Aquí vemos con claridad que una cosa es la intención del emisor y otra muy distinta la percepción del receptor.

Al separar los temas el resultado fue negativo, el mensaje que se envió no fue el adecuado, lo que a su vez causa un ruido en la psiquis del público.

¿Qué debieron hacer? Unir los temas y aseverar algo como:

Si queremos liberar a Ledezma, a Leopoldo López, a los estudiantes y a todos los presos políticos, tenemos que ganar la Asamblea Nacional y desde allí liberarlos, por esto vamos a escoger a nuestros candidatos a diputados, quienes al ganar harán prevalecer la verdadera justicia en el país”.

Como puede ver la solución era unir los dos temas. Al fundirlos el mensaje se centraba mejor en lo que espera el público, y éste lo canalizaría en su forma positiva, logrando el efecto deseado entre los electores.

Ya ve como un periodista, tan connotado y de muy alta trayectoria, puede cometer un error comunicacional, por no tener el debido asesoramiento en un experto en comunicaciones políticas.
¡Si al mayor cazador se le va la liebre, como no se lo va a ir a uno que está acostumbrado al arco y la fecha y le dan una escopeta!  


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