Un enemigo
Desde Alta Mar-.
Luego del fracaso estrepitoso de la Cumbre de las Américas para el madurismo,
el Presidente de la República no le quedó más remedio de emprender agresiones
verbales contra otro objetivo, en este caso España, para seguir distrayendo la
atención de los graves problemas que azotan al pueblo venezolano.
Ya que el cuento del
Decreto de Obama y las supuestas 10 millones de firmas no pasó de ser una
alharaca mal montada por el régimen, y que el presidente Maduro quedará muy mal
parado y más cuando su “principal
aliado”, Raúl Castro, se pavoneara por Ciudad de Panamá de “manitos
agarradas” con el mismísimo Obama, no le quedó más que inventarse otro enemigo.
Hace unos días Nicolás
Maduro salió por televisión diciendo “Rajoy, no te aguantamos más, hasta
aquí Rajoy”, en clara alusión al Presidente de Gobierno español, a quien
Maduro acusó de encabezar una campaña internacional en su contra.
El madurismo sabe la
importancia que tiene para ellos mantener un conflicto verbal internacional,
para de esa forma evitar afrontar la paupérrima situación política, social y
sobre todo económica que está atravesando Venezuela.
El régimen necesita,
como válvula de oxígeno, mantener una retórica internacional contra alguien para
así escudarse ante sus propias fallas y negligencias.
Desde los tiempos del
finado se ha empelado esta táctica. Primero fue Bush, después Uribe, Alán
García, Felipe Calderón, el Rey de España, el expresidente de Panamá Ricardo
Martinelli, entre muchos más, siempre es vital tener alguien con quien pelear.
Lo que acontece es que
Nicolás Maduro no calza los puntos para rivalizar con ninguno de ellos. Lo
acabamos de ver en la Cumbre de las Américas, Barack Obama ni respondió a las
aseveraciones del mandatario venezolano, quien se vio reducido al apoyo de
Bolivia, Ecuador, Argentina, y algunos pocos, porque el resto de las naciones no
se ocuparon del “tema Venezuela”.
Este revés internacional
lo llevó a que emprendiera acciones y girase los “cañones verbales”
hacia otro objetivo, en este caso los españoles.
Y la oportunidad la vio
cuando el Congreso de España tomó la resolución de exigirle al Gobierno
venezolano la liberación inmediata de los presos políticos, lo que encolerizó
al régimen.
Ahora bien, pregunto
¿por qué Nicolás Maduro no atacó a la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff,
por solicitar públicamente lo mismo? No es lo mismo pelear con España, al otro
lado del océano, que con los cariocas aquí mismo y menos cuando también son de
izquierda.
¿Por qué Nicolás Maduro
no mostró más determinación y llamó a Raúl Castro traidor? Es que no saben qué
hacer en medio un cambiante escenario mundial y hemisférico.
Ayer fueron los Estados
Unidos de Norteamérica, hoy España, mañana quien sabe que inventará el Jefe de
Estado, no obstante la crisis alimentaria sigue agudizándose, la inseguridad
galopando y el desempleo creciendo.
Mientras el Gobierno
crea sus enemigos de papel, el pueblo sufre por la inflación y el
desabastecimiento.
Para los venezolanos
realmente el único enemigo que existe y que está destruyendo su capacidad de
vivir y hacerlo bien es el Gobierno.
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