Retos del socialcristianismo
Cogito ergo sum-.
El pensamiento político que basa
su ideario en la Doctrina Social de la Iglesia Católica, que centra sus
doctrinas e inclinaciones del pensamiento hacia el más puro humanismo, posee
una serie de retos que afrontar en los años por venir.
Es innegable que la
democracia cristiana que ayudó a rescatar a Europa luego del desastre social,
económico y humano que significó la Segunda Guerra Mundial, hoy está frente a
grandes desafíos que debe asumir con suma gallardía.
El socialcristianismo
que jugó papeles estelares en la política de América Latina, especialmente en
Venezuela y Chile, hoy debe reestudiarse y relanzarse para medirse ante las
nuevas realidades.
En Europa los gobiernos
de tendencia democristiana como el español y alemán son ejemplos de progreso y
desarrollo. En la nación Ibérica, Mariano Rajoy, asumiendo el costo político de
severas aunque necesarias medidas, está sacando a flote aquella nación
sumergida en una crisis luego de la pasantía del socialista José Luis Zapatero
en la Moncloa.
La democracia cristiana
tiene que reencontrarse. Las preocupantes decisiones en contra de la familia y
la dignidad del ser humano, la creciente oscilación de la humanidad hacia principios
de pensamiento materialista, tanto de izquierda como de derecha, está
dirigiendo nuestras sociedades hacia un caos social de enormes proporciones.
La libertad de algunos
sistemas políticos está dando paso a un libertinaje sin frenos, que está
moldeando a una nueva figura del hombre, egocéntrico, abusivo, y dependiente de
sus vicios que condenará a la raza humana.
En el otro lado de la
acera, al borde izquierdo del escenario, está un grupo que cercena totalmente
la libertad en nombre de la comunidad sin rostro, de la proliferación de la
masa como instrumento ciego de un sistema que se centra en el autoritarismo y
la agresión.
Ambos modelos eliminan
la esencia del hombre, uno bajo la dictadura del colectivo amorfo y
deshumanizante y el otro a través del disfrazas de un libertad desmedida que se
trasmuta en un monstruo que se devora todo a su paso.
Tanto la izquierda, sea
la viaja doctrina marxistas o sus nietas enmascaradas en neo-expresiones
ideológicas, como las derechas libertinas, buscan la aniquilación de Dios y de
la moralidad.
En el capitalismo Dios
es reemplazado por los gozos del dinero, por la competencia acelerada, y por la
libertad farisea que aprisiona al hombre en la celdas de sus bajas pasiones. En
el socialismo el espíritu del hombre es minimizado, destruido y desmembrado, el
individuo da paso a un eslabón en la cadena del colectivo.
En la izquierda tú dejas
de ser tú para pasar a ser un todo que en verdad es una nada. La pérdida de la
identidad es el fracaso de la savia real del hombre y por ende es su muerte esencial.
Para el capitalista el
hombre no es hombre por lo que es, sueña, cree o anhela, sino por lo que tiene
o representa.
Entender la nueva
dinámica de un mundo cada vez más materialista, para hacerle frente a las decisiones
inmorales y deshumanizantes como el aborto, el divorcio, la eutanasia, el
matrimonio igualitario, el socialcristiano debe buscarse y encontrarse en la
defensa del ser humano integral como obra de Dios.
Comentarios
Publicar un comentario