A la Virgen del Valle
Desde Alta Mar-.
Señora del Valle bendita, Madre de los pescadores y de todos los marineros,
Señora del Mar, Madre de Dios y de todos nosotros, venos con ojos de
misericordia, que tu amor sea para con todos los venezolanos que pedimos tu
intercepción ante tu amadísimo hijo, nuestro Señor Jesucristo, para que este
barco que se llama Venezuela llegue a buen puerto.
Han sido 16 años de mal
tiempo, de ciclones, maremotos, huracanes y tempestades. Han sido 16 años de
mar de leva y océano picado. Hemos soportado las inclemencias de los avatares
de las olas, nos hemos mantenido casi a la deriva, sin timón y desorientados
ante un cielo negro y sin una estrella.
Hoy, cuando celebramos
tu día Madre Santísima, te rogamos que voltees tu mirada hacia nosotros y que
nos des tu bendición, que ruegues por nosotros ante el Trono celestial de tu
Hijo para que Él, misericordioso y lleno de Amor Divino, pueda ser el Camino
hacia la salvación venezolana.
Virgen del Valle, tú que
amaste como toda buena madre, tú que fuiste la primera de los seguidores de
Cristo, tú que te postraste a los pies de la Cruz, tú que representas el amor
filial, puro y casto, serás nuestra voz ante Dios en la encarnación de su
segunda persona de la Trinidad, ante Jesucristo, para nuestro socorro.
Los venezolanos estamos
viviendo una época oscura, una noche que arriba a más de 16 años. La oscuridad
de los corazones se posó sobre nuestra nación.
Ante la mirada atea de
los gobernantes han surgidos desviaciones sociales y hasta teológicas,
surgieron del seno de la tierra humedecida por lágrimas de dolor, por la sangre
derramada por la delincuencia y el sudor de trabajadores empobrecidos,
creencias impuras que se ampararon en el mensaje politizado de la fe.
Los cristianos tenemos
en esta hora que elevar nuestras oraciones hacia el Cielo, hacia Dios Todopoderoso
para que nos permita emprender el regreso hacia la paz y la armonía destruida
por más de tres lustros de discursos violentos, xenofobia, y resentimiento.
Como católicos debemos
pedirle a nuestra Madre del Cielo, a la Virgen del Valle, para que sea ella
nuestra defensora, que sea nuestra pregonera ante el Padre.
Que Dios bondadoso y
padre amoroso vea con amor y misericordia a nuestra población y que nos permita
salir a de esta situación pacífica y constitucionalmente. Y que ese cambio se
inicie a partir de este 6 de diciembre en las elecciones parlamentarias.
Estoy convencido que los
venezolanos teníamos que vivir esta situación, porque era vital para nosotros
comprender y reflexionar lo que significaba el sacrificio y la necesidad.
Por muchos años vivimos
las bonanzas de ser un país rico y tal vez, por la arrogancia nacional, no
entendimos que habíamos pecado, como sociedad, de vanidosos y arrogantes.
Ahora sé que muchos de
nosotros ya aprendimos la lección. Sé que incluso millones de quienes se creyeron
los cuentos de revolución y de “felicidad socialista” ya han abierto los ojos y
apuestan a un cambio en el país.
Por estas razones,
entono mis oraciones ante Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, la Virgen y toda la comunidad de Santos, para
que miren con ojos de bondad a Venezuela y que nos permitan llegar a la bahía
del renacer, evitando que naufraguemos en los mares del desinterés y la
apatía.
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