Amar a su país
Desde Alta Mar-.
Recién se supo la sentencia injusta en contra de Leopoldo López me senté a reflexionar
profunda y meticulosamente con relación a lo que estamos viviendo en nuestra
amada Venezuela.
El veredicto, más
político que jurídico, fue una decisión que se ajusta a la medida de los intereses del régimen.
En Miraflores están
jugando a la creación de frustración y miedo entre los ciudadanos que se
opongan a su modelo.
Con el tema de la
frustración puede provocar una acción de repuesta popular que les permita
argumentar la necesidad de la suspensión de elecciones parlamentarias pautadas
para este 6 de diciembre, o bien inspirar un miedo paralizante entre el pueblo
demócrata y causarle la pérdida de toda esperanza.
Frente a estos últimos
hechos llegó a mi mente varias frases históricas de hombres que atravesaron el
mismo desierto que hoy está andando valientemente Leopoldo López.
Recordé aquellas
palabras de Nelson Mandela quien aseveró que “un hombre que le priva a otro
hombre de su libertad es un prisionero del odio, está encerrado detrás de los
barrotes del prejuicio y de la estrechez de miras”.
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Nelson Mandela, héroe de la resistencia y el cambio |
Hoy, permítanme decirlo,
es más reo Nicolás Maduro que el mismo Leopoldo. El actual Presidente de la
República es un cautivo de sus miedos, de sus incapacidades, de sus necesidades
de ser lo que no ha podido, ni podrá ser.
También vino a mi
memoria, cual relámpago de media noche, las expresiones de Gandhi durante su
también injusto juicio en la India colonial.
El paladín de la paz
manifestó que “la no violencia es el primer precepto de mi fe. Y es el último
precepto de mi fe. Pese a ello, tenía que tomar una decisión: o me sometía a un
sistema que en mi opinión había causado un daño irreparable a mi país o me
arriesgaba a que la furia de mi pueblo se desatara cuando entendiera la verdad
que salía de mis labios”.
Leopoldo López, igual
que Gandhi, está asumiendo con invalorable gallardía su rol en la historia, su responsabilidad
política y civil ante la sociedad. Los dos son ejemplo de la entereza de
aquellos que están realmente comprometidos con sus sueños y con el bien común.
Y continúo rememorando a
Gandhi y esta vez les traigo a colocación su propia sentencia: “En mi opinión,
la aplicación de la ley se ha prostituido, por tanto, de forma consciente o
inconsciente en beneficio del explotador”.
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Gandhi en la India |
Igual pasa aquí. La ley
venezolana está sumisa a los intereses de los poderosos. ¡Qué tristeza!
Tanto Nelson Mandela
como Mahatma Gandhi son iconos del sacrificio humano por el bienestar del
colectivo. En este momento los venezolanos estamos presenciando la inmolación de
otro mártir de las causas correctas.
¿Cuál es el delito que
pagó Mandela, Gandhi o qué está pagando Leopoldo? El delito de dedicar su vida
al servicio de su nación, el delito de ser leal a los anhelos de millones de
sus connacionales, el pecado de añorar y luchar por una nación distinta y
mejor.
Termino respondiendo
esta interrogante con las palabras del hindú: “Mi experiencia en casos políticos…
me lleva a la conclusión de que en nueve de cada diez ocasiones los condenados
eran totalmente inocentes. Su delito fue amar a su país”.
La infracción de
Leopoldo López es la misma de Gandhi: “Amar a su país”.
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Leopoldo, el mártir de la democracia venezolana |
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