Golpe en Jueves Santo

Cogito ergo sum (Puerto La Cruz)-.  Reuniones iban y reuniones venían. Desde hacía más de dos años estaban planificando el zarpazo, pero la ocasión tan solo se presentó ese día.

Era Jueves Santo y el objetivo de su movimiento se estaba dirigiendo a Misa; gracias a los contactos previos los conspiradores contaban con el aval de parte de la Iglesia Católica, o por lo menos de uno de sus más influyentes y apasionados representantes.

Se tenía que tomar la decisión ese día, no se podía caer en las tácticas de distracción que el Jefe del Poder Político empezaba a utilizar ya sospechando lo peor.

Un grupo de hombres, muchos de ellos en su primera juventud, impulsaban y precipitaban los hechos que estaban a punto de materializarse.

Los militares acantonados en las inmediaciones de Caracas se  movilizaron a la Plaza Mayor de la población, éstos ya se encontraban ya sumados al movimiento.

En medio de las presiones políticas y los intentos desesperados de Don Vicente Emparan de escabullirse en medio de las acciones de los conspiradores, un grupo salió a las calles a vociferar consignas y a llamar al pueblo a unirse a la causa.

El Cabildo reunido estaba deliberando una serie de tópicos, no era de extrañarse que tanto el enviado de Francia como el de Inglaterra que se encontraban desde hace unas semanas en la Capitanía General de Venezuela pusiesen oídos finos a las discusiones que se estaban dando en aquellas horas decisivas.

Emparan derrotado políticamente le tocó acudir a la población reunida en las afueras del Cabildo de Caracas, y peguntó: “Vosotros queréis que lo sigáis gobernando”.

Hubo un silencio, los blancos desmejorados, los pardos y mulatos no sabían que contestar. En eso el cura Madariaga, se colocó detrás de Capitán General Emparán y le hizo señas al pueblo para que dijeran que “No”.

Estos, observando la seña de su guía espiritual, gritaron “NO”… Ya completamente diezmado política y moralmente quien fuese el representante del Imperio Español contestó airadamente: “entonces, pues yo tampoco quiero mando”.

Así, sin dispararse una sola bala se consumó el primero golpe de estado un jueves de Semana Santa. De esta forma los venezolanos empezamos el camino, que fue largo y tormentoso, para conquistar la libertad plena de nuestro destino.

Ayer, los Padres Libertadores aquel 19 de abril de 1810 se levantaron contra la opresión del yugo europeo, representando en primera instancia por Francia que había invadido el suelo hispánico e instaurado un gobierno ilegítimo en la península ibérica, y después contra la mismísima España que por años doblegó y subyugó a los pueblos americanos.

Los venezolanos de hoy tenemos el compromiso de luchar nuevamente por nuestra libertad, y nuevamente tenemos que batallar frente a un imperio, esta vez rojo.

Debemos pelear por nuestra libertad frente al yugo de los cubanos, rusos y chinos que manejan cual títere al inquilino del Palacio de Miraflores que hoy actúa como un mandadero de las potencias que lo dominan.

La meta y el propósito este 2016 es el mismo que en 1810, lo que ha cambiado son los métodos. Pero el final serán iguales, el triunfo de quienes amamos la libertad. 

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