Sentencia ilegitima

Desde Alta Mar (Puerto La Cruz)-. El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sentenció que no es necesario un referendo consultivo para activar o no el Poder Constituyente, lo cual es una violación  al derecho a elegir de los venezolanos.

Porque aquellos que quieren modificar la Carta Magna tendrá la oportunidad de elegir a sus representantes a la Asamblea Nacional Constituyente, mas aquellos que no quieren cambiar el texto constitucional a través del llamado Poder Originario no tendrán la oportunidad de oponerse.

Esto representa una violación abierta y fragante al derecho a elegir de los venezolanos; esta medida vulnera el principio básico de participación política.

De un plumazo y encerrado en cuatro paredes un conciliábulo de togados están arrebatándole, como si fueran carteristas de cuatro esquinas, la opción constitucional de votar y decidir el destino de los venezolanos.

Para los miembros del TSJ la voluntad del pueblo no es el punto base del sistema venezolano, en otras palabras la población nacional dejó de ser el soberano, para transformarse en súbitos de Maduro o de lo que éste representa.

Y ¿qué esperar de este TSJ? Unos magistrados ilegítimos solo pueden emitir sentencias ilegítimas.

Unos magistrados que fueron nombrados entre gallos y medianoche, unos representantes judiciales que fueron designados en la irregular posición de un parlamento que estaba de salida, y que además han actuado favoreciendo a una parcialidad política en desmedro de las leyes nacionales y de la Constitución Nacional, no son aptos para actuar con legalidad.

Ellos son hijos de la indecencia, y como tales no podemos pedirles que actúen movidos por la decencia y el respeto a los principios éticos.

El robo del poder de decisión no se quedará allí, más adelante nos quitarán el derecho a aprobar o no el adefesio que de seguro saldrá de la Constituyente Comunal; y más adelante el régimen decidirá que no es preciso que votemos para elegir a alcaldes o gobernadores, o peor aún eliminen estas figuras por jefes territoriales o qué se yo que calificativo o nombre le pongan.  

Entonces, qué hacer ante la permanente arremetida del TSJ con posiciones ilegítimas. La Mesa de la Unidad Democrática tiene que ponerle el cascabel al gato.

La oposición tiene el deber de decidir si continúa en este juego absurdo de sentencias y declaraciones o avanza decididamente a desconocer un órgano que con cada paso vulnera derechos y trasgrede la constitucionalidad del país.

Las cartas están echadas, cada quien tiene su jugada. Las próximas decisiones marcarán el futuro de Venezuela y de todos los venezolanos.

¿Seguiremos gobernados por un TSJ y un presidente ilegítimos? Ustedes tienen la palabra.



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