Comunicación, trampas y chavismo
Mar de Leva-. El chavismo, o lo que ya queda de él, transformado en
su versión más burda, es decir, el madurismo, ha sido exitoso en el manejo de
las comunicaciones y en la proliferación de mensajes que logran cautivar
importantes sectores de la población y en otras ocasiones para distraer a la
opinión pública de temas de real impacto socio-político.
Es indudable que el ex presidente
fue un malabarista de las comunicaciones, logró en múltiples oportunidades
sortear entuertos, muchos de ellos causados por él mismo, y salir airoso en
vicisitudes públicas en las cuales la gran mayoría se hubiese agotado.
El madurismo de hoy no ha sido
tan eficiente como el chavismo en estas lides. ¡Es que en ningún área ha sido
mejor, sino que ha empeorado en todos los sentidos incluso en aquellos donde
parecía posible que existiera algo peor!
Las comunicaciones han sido un
arma indispensable en el oficialismo, la conexión del “líder” con las masas
electoras, el manejo de conceptos reivindicativos, populares y emotivos fueron
parte de las estrategias planteadas por el oficialismo para mantenerse en el
poder. ¿Y ahora qué pasa?
Estos métodos lucen desdibujados
en la actualidad, el “jefe” del Gobierno es un títere sin personalidad, o por
lo menos así lo ven la mayoría de la oposición y cada vez más un sector amplio
de las bases pro-oficialista, con lo que la relación líder-pueblo quedó
definitivamente rota.
Nicolás, a pesar de los esfuerzos
que pudiesen hacer sus asesores en el área comunicacional, carece de
personalidad, fuerza y sobre todo de
carisma, lo que lo convierte en un anti-comunicador, es decir, un dirigente que
normalmente trasmite “lo que no le conviene” o lo que “no quiso decir”.
Por otro lado las trampas
sociales, políticas y comunicaciones que ayer tantos beneficios arrojó al
oficialismo, como las Misiones Sociales con las cuales levantaron al régimen
después de los sucesos del 11 de abril logrando vencer en las elecciones del
revocatorio del 2004, los juegos electorales como las “morochas” y encantos de
serpientes, ya no son tan efectivas como en otrora fueron.
¡Excepción! Hemos visto como el
efecto Daka, es decir, la reducción de los precios de los artefactos eléctricos
a un mes de las elecciones municipales, le resultó perfecto debido a que
motivaron a sus electores mientras desmoralizaban al adversario, a lo cual por
cierto los sectores de la oposición no tuvieron ninguna clase de respuesta ni
positiva ni negativa.
A pesa de esto el pote de humo
del “atentado” a una embajada en el Caribe pasó por debajo de la mesa y su
estrategia de distraer la atención nacional con un carnaval bien extenso
tampoco le ha dado buenos frutos porque los niveles de conflictividad
nacionales continúan.
Estos ejemplos demuestran que las
“trampas” socio-políticas-emotivas están perdiendo la eficacia de otros
tiempos. ¿Será hora de cambiar la estrategia de juego? Podría ser, pero ante
personas como las que conviven en el Gobierno venezolano esto aparece como una
traición o un riesgo innecesario.
La carencia de discurso, porque
éste se ha agotado durante estos 15 años, con notorias fallas en el mensajero,
por su incapacidad de conexión social, política o emotiva, el desgaste de las
trampas y el deterioro paulatino de la calidad de vida de los venezolanos son
parte de las causas de ver a una nación en pie de lucha y un Gobierno raquítico
en su poder.
Twitter: @jdsolorzano
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