¿Aún o siempre?

Desde Alta Mar-. Leí hace unos días unas declaraciones del secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en Anzoátegui en la cual aseveraba que “aún hay esperanza para recuperar al país”, precisión que juzgo desatinada y poco alentadora.

El vocero de la MUD, al cual se le puede excusar por su inexperiencia política y su carencia de pericia en estas lides, esbozó un lastimero y casi suplicante “aún”, que desalienta a propios y extraños.

Me permito hacerle referencia que Venezuela siempre tendrá futuro, pase lo que pase. Siempre este pueblo tendrá un mañana, porque así lo demuestra nuestra histórica gallarda, heroica e invencible que ha sabido levantarse de férreas situaciones sociales.

El pesimismo oculto en las declaraciones del objetado secretario ejecutivo es una evidencia más de que no está a la altura de las circunstancias y que su nombramiento, cuando menos temerario, fue un paso en falso para aquellos que piensan que a través de un inexperimentado podrán mantener el control de la unidad por mampuesto.

Creo en Venezuela y en los venezolanos, niego rotundamente las cargas de negativismo y de desdén que puede venir de espíritus alejados de los barrios y del sentir nacional, soy partidario de la acción consciente, analizada y reflexionada que nos llevará al éxito, más temprano que tarde, e infinitamente creo en la Gracia Divida que Dios nos tiene deparado para todos nosotros.

Si en alguna parte los realistas, cuando los tiempos de la Guerra de Independencia, pusieron más empeño para derrotar a los libertadores fue en Venezuela, cuando el tirano José Tomás Boves ensangrentaba los caminos de Venezuela con la ilusión herida de los patriotas, no obstante este pueblo se alzó y venció.

Cuando caímos presos de una dictadura retrógrada como la de Juan Vicente Gómez, al amparo de los grilletes y del silencio del régimen, nació, creció y se formó una generación de estudiantes que emergió para cambiar al país.

Cuando América Latina era sometida por un grupo de bribones dictadores que sólo veían sus apetencias personales nosotros recorríamos la senda democrática, y cuando el Continente era azotado por la convulsión materialista del marxismo en armas nosotros lo derrotados y sus reductos fueron pacificados y ganados, muchos de ellos, a la causa democrática.

Por estas razones y muchas más Venezuela siempre tendrá futuro.

¿Por qué no pierdo las esperanzas? Éstas no me abandonan porque los que creemos en Dios y en la Virgen jamás sucumbimos por la desazón,  nunca somos presas del desasosiego y el entreguismo, porque cuando vemos la capacidad guerrera, de gallardía y de fe en nuestra gente podemos afirmar que aquí siempre habrá futuro.

Ante el “aún” de una desesperanza fecundada por la inexperiencia, se impone en mí, como en millones de venezolanos, la certeza del “siempre”, ese que nos indica que cuando la noche está más oscura es que va a amanecer…


¡En Venezuela está a punto de aclarar un nuevo día!

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