Candidatos en Navidad
Mar de Leva-. La Navidad es uno de los momentos de mayor emotividad colectiva de las sociedades
cristianas-occidentales. Alrededor de estos días los ciudadanos se vuelven
receptores aún más colapsados de información por parte de los diversos comercios
tratando de ofertar sus productos y/ o servicios. ¿Qué hacer cuando la campaña
pasa por este clima?
Esencialmente nuestro candidato
tiene que aprovechar la ocasión para estar en sintonía con sus electores,
hablarle con el lenguaje de la época, claro está siempre enmarcado en la
conceptuación de la campaña, y dejar ver su rostro más humano.
En muchas oportunidades vamos a
ver, o utilizar, la imagen del candidato en la cabecera de una mesa cenando con
toda su familia, o colocando un regalo en el icónico arbolito de navidad, o
poniendo en el pesebre la imagen de Jesús recién nacido, todo en búsqueda de
hacer click con el sentimentalismo vivo en esos días.
Por más ateos que sea nuestro
candidato, tiene que emplear frases genéricas como “felices fiestas”, “época de
reflexión”, para mantenerse en sintonía con los anhelos festivos y de
religiosidad de un sector importante de la comunidad electoral.
¿Dar la espalda a la Navidad?, es
convertirse en el candidato “Grinch”, es ir en contra de las creencias de los
públicos, es sencillamente ir por el camino de la derrota electoral.
Los candidatos tienen que entrar
en ese océano de emociones familiares, y de concordia cívica que normalmente se
respira en los días decembrinos y de fin de año.
Es imposible huir de ese ambiente
que se crea a partir de la segunda quincena de noviembre. La campaña debe
enfocar parte de su artillería hacia ese núcleo de sentimientos sociales y
colectivos, de allí que emanan spot televisiones y radiales que hacen evocación
del “significado navideño”.
Inclusive es normal ver publicado
en la prensa escrita comunicados navideños del candidato o del comando de campaña
para todos sus electores y la sociedad en general. Cuñas con la voz del
candidato deseándole lo mejor a la ciudadanía y con un constante uso de la
simbología Divina para ser más permeable el mensaje estratégico.
Además desde la óptica operativa
es una valiosa ocasión para que el candidato pueda compartir con su dirigencia
de base, con sus activistas y coordinadores de campaña sectoriales, para de esta
forma emplear una serie de mensajes de comunicación interna (dentro de comando)
para unir lazos entre el líder y sus más cercanos seguidores comprometiéndolos
más en el proceso electoral.
La Navidad para el candidato es
un tiempo de movilización, de encuentros en comunidades, de mensajes por los
medios de comunicación social y de uso constante de las redes sociales con
contenido acorde con las festividades.
En pocas palabras la Navidad es
una oportunidad cargada de responsabilidades de trabajo político que jamás se
debe desaprovechar, porque nos permite mejorar nuestra imagen hacia los públicos
meta y reforzar creencias entre los colaboradores y voluntarios de la campaña.
¡Cuando más emotividad exista en
el ambiente, más vulnerables son los públicos! Esta verdad es la que debe motivar
al abanderado y a su equipo electoral para trabajar en la adaptación del
concepto de campaña durante los meses de noviembre y diciembre.
Comentarios
Publicar un comentario