Impacto psicológico
Mar de Leva-. Quisiera tratar en esta semana sobre los impactos
psicológicos de los movimientos de calle, las repercusiones de las derrotas y
la desmoralización de segmentos de una población ante el quiebre de la
“fantasía” por el “mazo” de la realidad.
La efervescencia puede dar paso
al odio y al resentimiento, así como la esperanza puede ser la partera de la
decepción colectiva.
Tenemos miles de ejemplos en la
historia política del mundo, por ejemplo es sorprenderte escuchar a los
alemanes de la post-guerra, específicamente de la II Guerra Mundial, atónitos
ante los hechos de genocidio registrados dentro de la propia Germania.
“No sabíamos lo que estaba
ocurriendo”… “Qué horror, sí hubiésemos sabido la magnitud de aquello lo
hubiéramos detenidos”, son algunas de las frases más comunes de los germanos
durante las entrevistas después de la derrota del Tercer Reich.
Las explosiones sociales también
han sido ejemplos de arrebatos de ira luego de develada una realidad,
normalmente cuando un núcleo social emprende acciones de calle es debido al
cansancio o al hastío que son normalmente producto de un paulatino desajuste
del entorno.
¿Qué ocurre cuando los
simpatizantes de un Gobierno, que aún siguen esperanzados, reciben lecciones de
quienes se oponen a lo que ellos defienden?
Entremos al caso venezolano: Un
sector de la población que se hace llamar “revolucionaria”, “socialista”,
“chavista”, aunque en la realidad son simplemente “maduristas”, está imbuida en
la certeza de que son mayoría, de que la calle les pertenece, que simplemente
son los buenos y quienes se oponen a la “revolución” son los malos.
Luego de la pírrica victoria de
Nicolás Maduro, después del deceso del líder del movimiento, éstos retoman a
duras penas la confianza resquebrajada por la, para ellos, insólita
desaparición del “jefe”, luego las victorias en las elecciones locales
reforzaron todas las creencias inculcadas por la propaganda oficialista.
Al inicio del 2014 nadie rebatía
la legitimidad de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, no obstante el proceso
llamado “La Salida” le dio un vuelco a la realidad y a la percepción de esta
por parte de los factores afectos al sistema.
¿Por qué la gente está en la
calle? ¿No éramos los buenos? ¿Hay tantos malos en Venezuela?
Las dudas empiezan a apoderarse
en los elementos y valores políticos inculcados durante los últimos 15 años.
Las protestas han sido un
constante golpe psicológico para los afectos del régimen, y estos aunado a las
pésimas decisiones económicas que han acelerado la destrucción del poder
adquisitivo del venezolano, han sido elementos de “despertar” entre la
población.
Sumados a la grave realidad de la
escasez, a los bombazos que han significado ver ciudades ardiendo en muchas
regiones del país, y a la carencia de un liderazgo realmente conductor debido a
la flacidez de Maduro, aparecen los resultados abrumadores en San Diego y San
Cristóbal en favor de la alternativa democrática venezolana.
¿Perdimos? ¿Las personas en San
Cristóbal y San Diego quieren guarimbas, quieren a los alcaldes guarimberos?
¿Violencia? ¿Ganaron los malos? Otras interrogantes que se apoderan de la mente
de los simpatizantes del Gobierno.
Inclusive esta elección
justamente durante los comicios presidenciales en Colombia sirvió para reforzar
el impacto ¿Ganó el candidato de Uribe? ¿Los colombianos votaron por la guerra?
¿Cómo va a ganar el candidato del mal?
Todo es parte del cóctel
psicológico que golpea al sector pro oficialista que en primera instancia
entrará en un proceso de bloqueo y negación hacia todos los elementos nuevos,
no obstante éstos repercutirán en futuras posiciones subconscientes.
Twitter: @jdsolorzano
Comentarios
Publicar un comentario