Robert Serra y los números

Desde Alta Mar-. Las cifras, los dígitos carecen de humanismo, de sentimiento y cualquier otro tipo de inclinación emotiva, más bien son fríos, crueles, precisos en su afán metódico. Es muy doloroso ser parte de las estadísticas y sobre todo si estas se refieren al saldo sangriento de la violencia desatada en Venezuela.

Al momento de redactar esta columna han pasado horas de asesinato del diputado oficialista a la Asamblea Nacional, Robert Serra, quien fue por algunos años uno de los íconos de la juventud socialista que respalda al régimen actual.

Robert Serra
Ahora el vehemente joven pasó a estar en una casilla más de los cuadros de números con los cuales se manejan las cifras de decesos diarios, semanales, mensuales y anuales de este sistema gobierno actual en Venezuela.

Este legislador que aseveró, refiriéndose a la violencia en el país, que las cifras de muertes son datos sin fuentes, ahora pasó a formar parte de esa cadena de numeritos  sin vida que hacen alusión a los decenas de miles de venezolanos que constantemente caen víctimas de un pandemónium desatado en el país.

Este muchacho quien en su oportunidad prácticamente responsabilizó a la actriz venezolana Mónica Spear de ser la culpable de su propia muerte por estar en las carreteras venezolanas, ahora él es parte más de los hombres y mujeres que han fallecido en medio de la vorágine desatada en la nación.
Robert Serra, a quien jamás profesé simpatía alguna porque no compartía ni comparto su visión de la sociedad y de la política, es simplemente un registro más en los anales de los cuadros de datos de los expertos en criminalísticas.

¿Quién lo mató? Ojalá que se sepa algún día y no quede su caso como el célebremente triste episodio de Danilo Anderson y su “testigo estrella”.

Toda muerte tiene que ser lamentada sin caer en la hipocresía de un dolor extremo que no se siente.
Todos lo que rodea el asesinato de Serra tiene que ser aclarado de forma imparcial sin vicios políticos de ninguna índole, tiene que estar despojado de sectarismo y de apasionamientos cegadores.

Se tienen que estudiar los sucesos previos a este hecho fatídico. Se debe analizar una serie de sucesos anteriores que le dan un manto sospechoso, aún más de lo natural, a lo sucedido con Serra.

Para julio de 2012 fue encontrado con un tiro en la cabeza Alexis Barreto de unos 26 años de edad, quien fuese funcionario del Cicpc y supuestamente escolta asignado al diputado Robert Serra, inclusive la madre de Barreto, Irene Venezuela, llegó a aseverar que “Para mí, el que mató a mi hijo está en la Asamblea Nacional".

Irena Venezuela, madre de escolta asesinado
En el 2011 Roberto Celis Sousa de Abreu fue ultimado en Carapita para robarle su moto y un arma, se dijo que era escolta de Serra aunque éste lo desmintió, más tarde la esposa del funcionario, Rutthy de Sousa, dijo a la prensa “él tenía 5 años trabajando en la Alcaldía y desde hace un año comenzó a trabajar con Serra como escolta. No entiendo por qué lo niega”

Lo cierto es que estos asesinatos y todos los detalles de la muerte de Serra, como el afán morboso de perpetrarle supuestamente 36 puñaladas, tienen que ser cotejados porque es el deber de las instituciones del Estado.


Y mientras esto pasa alrededor de las investigaciones él formará parte de las próximas estadísticas que los cuerpos policiales de Caracas, será uno más de las listas de cadáveres de la morgue, un número más, una cifra fría y estática, así de desalmada son las matemáticas.


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